Los desafíos, inminentes, del envejecimiento de la población
Foto: BigStock
Jueves 18 de mayo de 2023
6 minutos
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Es una obviedad que los cambios en los segmentos de la edad en la población de un país causan una serie de efectos a tener muy presentes; efectos que suponen un desafío en todos los aspectos de la vida y la sociedad. No solo a nivel económico, también en el sanitario, inmobiliario, en dependencia o cambios sociales. Como vamos a ver en seguida, en España, envejecimiento de la población es ya una realidad, la cual se irá incrementando en las próximas décadas.
Veamos, para ser conscientes de ello, la situación de nuestra demografía. En noviembre de 2022, con datos al 1 de julio, el Instituto Nacional de Estadística (INE) hizo público un informe de la situación. En esos momentos, los habitantes de España sumaban un total de 47.615.034 personas, durante el primer semestre del año se incrementaron en 182.141 personas. El desglose de este aumento se debe principalmente a la llegada de inmigrantes, cuya cifra neta —entradas menos salidas— fue de 258.547 foráneos. Este aumento de inmigrantes palió la caída de la población española nativa, donde se tuvo un saldo negativo de 75.409 personas.
Como viene siendo habitual desde hace algunos años, el número de nacimientos, 158.816, fue inferior al de defunciones, 234.225. Por tanto, hoy por hoy, el crecimiento de la población en España se basa en la llegada de inmigrantes. Colombianos, venezolanos y ucranianos son los países con mayor número de personas que han llegado a España durante la primera mitad del año anterior.
Expuesta la situación, veamos ahora, a través de las proyecciones demográficas publicadas por el propio INE, la situación a futuro. El INE prevé que en 2072 la población sea de 52,9 millones, un 8,9% de incremento sobre los datos actuales. Este aumento se deberá a un saldo positivo de los movimientos migratorios, dado que el saldo vegetativo de nacionales o nacionalizados aquí es negativo. Concretamente, en el año 2072, los nacidos en España irían disminuyendo a favor del peso de los extranjeros. El INE cifra la población nacida aquí en el 63,5%, frente al actual 63,5%.
En cuanto a la composición por segmentos de edad, la estadística proyecta una población más envejecida. Para el año 2037, el segmento de edad más amplio es para los nacidos entre 1981 y 1972, este colectivo tendría edades comprendidas entre una horquilla de 55 a 64 años. Con el paso del tiempo, por efecto de las defunciones, se produciría un relativo rejuvenecimiento, donde el segmento de población con edades entre 20 y 64 años supondría dentro de treinta años un porcentaje del 53,1%, frente al 60,7% actual; para el 2072 en esta franja de edad se encontraría el 54,7%.
Proyecciones para los mayores de 65 años
Si centramos nuestra mirada en la proporción de mayores de 65 años, actualmente en el 20,1%, alcanzaría un máximo en el año 2050 del 30,4%, a partir de ese momento iría descendiendo paulatinamente. Es decir, un colectivo dependiente como el de los mayores vemos cómo aumenta, con lo que ello trae de consecuencias serías sobre las pensiones, sostenimiento de las mismas y su financiación. Para apoyar la anterior afirmación, tenemos que ver qué ocurre con la tasa de dependencia (porcentaje que suponen los menores de 16 años y mayores de 65 frente al número de personas entre 16-64 años), que alcanzaría un máximo en el 2050, con una cifra del 76,8% para ir decreciendo al 72,2% en el 2072.
Se dice que “lo que no son cuentas son cuentos”, ahí tienen ustedes las cifras actuales y las proyectadas y no cuentos. De los datos presentados se pueden extraer varias conclusiones: la primera es que la población inmigrante irá ganando peso en el futuro sobre la nacional; otra es el progresivo envejecimiento de nuestra población, alcanzando su máximo en 2027; y por último, y muy significativo, es la tendencia de la tasa de dependencia que se iría incrementando significativamente. La composición de la población dependiente es de un 50,8% de la misma con una edad superior a los 64 años y donde los menores de 16 sería en 21,4%; la suma de ambas nos proporciona el dato visto anteriormente de un 72,2% de dependientes dentro de cincuenta años.
El futuro de las pensiones
Por tanto, y derivando lo visto hacia el tema de pensiones, una de las mayores preocupaciones y problemas de España, la población inmigrante tendrá una mayor aportación al peso para pagar las pensiones mediante sus cotizaciones. Existe un problema con la tasa de dependencia, donde el peso de los mayores de 64 años y en consecuencia, la mayoría de los pensionistas, suponen un 50,8% de la misma, y además, un 21,4% no cotizaría, pues tendrán una edad inferior a los 16 años.
El coste para los trabajadores de pagar las pensiones se incrementará notablemente, todo ello sin tener en cuenta que el mercado laboral registra en este momento una tasa del paro ligeramente superior al 13,0% de la población activa.
Se aducirá que, de cara a las pensiones, hay que contemplar otra variable, además de la demográfica, que es la de la productividad de los trabajadores, la cual influirá en sus salarios. Para ello vamos a volver a las cuentas, para ello vamos a utilizar una publicación muy reciente de la Fundación BBVA que lleva por título Evolución del valor del capital humano en España: situación actual y perspectivas. En su encabezamiento, cito literalmente, se nos dice: “El valor del capital humano en España se situó en los 15,2 billones de euros en 2021, cuatro veces superior la del stock de capital físico. Sin embargo, ese valor muestra una tendencia decreciente desde hace más de una década, que ha supuesto una reducción acumulada desde el año 2000 del 5,6% en términos reales. El comportamiento en términos per cápita es aún más preocupante, con un descenso del 19,1% respecto al año 2000, hasta situarse en 320.975 euros por persona en 2021.”
Uno de los mayores componentes del bienestar son las pensiones, así como el gasto para personas dependientes. Desde luego, con los datos anteriores se observa una caída de la productividad de la fuerza laboral, en parte debido al envejecimiento de la población. Pero no solo es el envejecimiento, también la situación de nuestro mercado laboral, donde la tasa de paro es del 13,23% en el primer trimestre de 2023, de acuerdo con la Encuesta de Población Activa publicada por el INE. Nuestro país debería hacer un considerable esfuerzo para acomodar la tasa anterior a la media de la eurozona (7,6%). La rebaja hacia estos niveles constituiría un gran avance para salvaguardar nuestro Estado del bienestar, especialmente en pensiones.
Ya que hablamos de esfuerzo, lo mismo se debe hacer con la productividad de nuestra fuerza laboral. Como se preguntarán, en este sentido, la respuesta es de sobra conocida: mejorar la educación y la empleabilidad, acelerar en la digitalización de nuestra economía, donde el dinero de los fondos Next Generation de la Unión Europea se empleen con eficiencia, además de realizar un mayor esfuerzo en Inversión y Desarrollo (I+D).
Miguel Ángel Bernal Alonso (izquierda) y David Sanz Bujanda, socios del despacho Bernal & Sanz Bujanda