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Miércoles 20 de noviembre de 2024
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Un año más, llega el Black Friday y lanzo al viento unas cuantas preguntas. ¿Sientes un deseo difícilmente incontrolable de comprar? ¿Has comprado a menudo cosas que realmente no necesitas? ¿Experimentas unas satisfacción inmediata y difícil de explicar cuando compras cualquier objeto? ¿Tu gasto en compras no esenciales te ha puesto en una situación económica complicada? ¿Has ocultado compras a tu entorno porque te arrepientes inmediatamente de haber gastado ese dinero?.
Si has contestado afirmativamente a varias de estas preguntas, a lo mejor estás utilizando las compras como regulador emocional y deberías platnearte ti tu relación con ellas es saludable desde el punto de vista psicológico.
La gran fiesta del consumo que es el Black Friday es uno de los eventos de inversión que con más potencia se ha colado en las sociedades modernas. Es difícil escapar a sus tentáculos en forma de gangas y chollos masivos para comprar todo tipo de artículos que necesitamos, o no, desde un billete de avión para dentro de unos meses, hasta un coche o un producto de belleza.
Comportamiento sano o no
El fenómeno ha llegado a penetrar en nuestras vidas de tal forma que es interesante preguntarse si detrás de esa montaña rusa de compras, hay un comportamiento sano desde el punto de vista psicológico. Y como siempre la respuesta no es fácil. Si somos capaces de utilizar la batería de ofertas que nos ofrecen todo tipo de vendedores y gestionar la conveniencia de las compras no hay el más mínimo problema.
Pero en los gabinetes de psicología los profesionales recibimos muchas consultas de personas que, ante el aluvión de posibles compras de grandes ofertas, hay un riego de utilizar esas compras, como regulador emocional. En estos casos, sí podemos hablar de un comportamiento en el que puede ayudarnos mucho un psicólogo. Muchas personas utilizan las comprar para regular su sensación de bien estar. Comprar se convierte en una forma de adquirir un alivio que tiene la fuerza suficiente para compensar una emoción negativa. Cuando repetimos ese comportamiento le estamos enseñando a nuestro cerebro a buscar esa recompensa momentánea a nuestras emociones negativas y cada vez necesitaremos más compras para aliviar emociones negativas.
En los momentos del año donde se multiplican las posibilidades de consumo, como es el Black Friday, debemos estar atentos a cómo hemos enseñado a funcionar a nuestro cerebro para identificar si nuestro comportamiento obedece a una buena gestión de las oportunidades, o simplemente estamos evitando afrontar sensaciones internas negativas, a través de las compras.
¿Adicción?
Si nuestros niveles de impulsividad ante las ofertas se disparan, puede que estemos utilizando las compras como regulador emocional y si nos encontramos en esta situación debemos ponernos en manos de los profesionales para distanciarnos lo antes posible de convertirnos en un comprador compulsivo, que no puede controlar esa necesidad.
El enfoque del tratamiento es muy parecido al de cualquier adicción y puede provocar en las primeras fases hasta un síndrome de abstinencia cuando el sujeto no puede comprar. ¿Qué podemos hacer cuando sospechamos que las ofertas comerciales que recibimos disparan nuestra impulsividad y nuestra excitación?
En primer lugar, ponernos en manos de un buen profesional que nos ayude a tomar conciencia de nuestro comportamiento para evitar la impulsividad. En ese camino, con la supervisión de un psicólogo, podemos afrontar las compras con una planificación saludable de la idoneidad de lo que compramos y valorando racionalmente cuánto nos cuesta y qué valor tiene para nosotros. Una de las herramientas que ponemos en marcha los psicólogos en consulta para ayudar a las personas que se encuentran en esta situación es lo que podríamos denominar 'retrasar la gratificación de la compra', para controlar el impulso de forma consciente y no automática.