"Sr. Escrivá, ha generado falsas esperanzas en los jubilados"
Jueves 29 de abril de 2021
ACTUALIZADO : Martes 1 de junio de 2021 a las 11:18 H
6 minutos
Jueves 29 de abril de 2021
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Qué bueno es saber hablar a tiempo, tan bueno como callar en el momento oportuno. El don de saber cuándo hablar, y cuándo no hay que hacerlo, es algo que dice mucho de las personas.
Es verdad, tarde o temprano, todos, pecamos de eso, así que se nos puede perdonar. Pero cuánto mayor sea la repercusión de lo que se dice, más cuidado se debería de tener, sobre todo si se trata de un personaje público. Pues quien habla más de lo necesario se delata a sí mismo, o se mete en problemas a causa de su indiscreción.
En este caso tengo en mente al ministro José Luis Escrivá cuando, el día 5 de marzo, en pleno apogeo de la Comisión del Pacto de Toledo, soltó, con cara de buena persona, y mejor ministro, dos palabras: "intrínsecamente injusto".
Se refería a los coeficientes reductores que se aplican a todas las jubilaciones anticipadas, en los casos en que concurren cotizaciones de 40 o más años.
No lo voy a negar, ese es mi caso. Como el de casi otras 500.000 personas, según unos, y dos millones, según otras fuentes. Hablo por mí, nadie me ha dado representación. Pero quizás estas palabras reflejen los sentimientos y valoraciones de unos cuantos más.
Cuando oí sus palabras me dio un vuelco el corazón, dije: "si todo un ministro piensa así, esto estará resuelto en un par de meses". 13 han pasado ya y el señor ministro no ha vuelto a repetir la frase. No sólo no la ha repetido sino que ahora dice que la resolución sobre esa injusticia llegará a finales del año que viene y que esa cuestión, es un tema menor.
Quiero ser respetuoso, aunque él no lo es conmigo ni con nuestro colectivo.
Si no hubiese dicho nada, cosa que creo se habrá arrepentido miles de veces de haberlo hecho, no habría generado falsas esperanzas a tantos jubilados. Al igual que nuestro presidente, al señor Sánchez, que no se le cansó la boca de decir, antes de estar en el poder, claro, que derogaría la última reforma laboral. Yo les creí, iluso de mí.
El descrédito que últimamente emana de la clase política española se debe, en parte, a frases como esta, lanzadas para atraer la atención, bien porque se acercan unas elecciones, o porque quieren conseguir algo en particular. En el caso del señor Escrivá, se trataba de conseguir el consenso en la Comisión del Pacto de Toledo y la presentación del mismo en el Parlamento.
Dos posibles razones tuvo al mencionar dichas palabras. Una, la de la conveniencia, ya la he mencionado. Otra, que quizás, realmente, pensase que la nuestra era una situación intrínsecamente injusta.
Mal por la primera y peor por la segunda. Las cuestión es que estos "nuevos viejos", nosotros, tenemos y usamos móviles y ordenadores que nos ayudan a recordar aquella intervención. Si las palabras del señor ministro fue interesada, le debo de decir que eso no son buenas prácticas, puesto que es una mentira deliberada.
Y si realmente cree sus palabras, también le debo de decir que esas prácticas son peores. Porque el que sabe de una injusticia, tiene poder para cambiarla, y no lo hace, es prevaricador y no merece la confianza de los electores del partido al que representa.
De ciertos partidos esperamos tales prácticas, yo al menos, de la izquierda no me lo esperaba. Continuar con una injusticia teniendo la posibilidad de resolverla, de cambiarla, anulando los coeficientes reductores, es el anzuelo que él mismo se ha puesto y ha picado, delatándose frente a miles de personas . "Por la boca muere el pez".
David Sánchez Núnez.
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