Miércoles 29 de diciembre de 2021
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Barcelona es ya una ciudad incómoda, sucia, insana y con muchos impuestos. Al margen de la tendenciosa y nefasta gestión del Ayuntamiento, ahora los camiones y camionetas se ven obligados a realizar la carga y descarga allí donde puedan, pues entre carriles bici, bus y aceras pintarrajeadas en la calzada, no tienen donde hacerlo sin molestar, ni provocar graves embotellamientos. A su vez, cada vez hay más autobuses de transporte público y autocares privados circulando por la ciudad emitiendo CO2 a tutiplén.
Ada Colau no quiere coches en Barcelona, y no facilita el reparto y suministro de mercancías en el ensanche. ¿Es que, tampoco quiere el comercio de proximidad del que viven muchas familias, para que vayamos a comprar fuera del centro de la ciudad y, de paso, favorecer a los grandes centro comerciales? Peor imposible.
Sobre el autor: Josep Pagès Martí (Barcelona 1945). Licenciado en Ciencias Económicas por la Universidad de Barcelona y miembro del Instituto de Analistas Financieros de España. Presidente de Prisma Asset Management, sociedad especializada en la gestión de fondos de inversión, fondos de pensiones y SICAV en Luxemburg.