Martes 12 de marzo de 2024
4 minutos
Qué tristeza. Cada día, cuando me levanto, escucho las noticias más importantes. Siempre esperas oír que bajan los precios de la gasolina, del pescado, de la carne, de lo esencial para alimentarse cada día. Pero, nada, ni una vez.
Tampoco escucho que en nuestra ciudad se va a facilitar que nos atiendan en los bancos, que no nos empujen al cajero que está en la calle, para que saquemos allí el dinero, nuestro dinero, que nos hace falta en ese momento.
Ni que los mayores vamos a tener una oficina en el Ayuntamiento donde nos van a resolver todos esos complicados trámites de papeleo y de ir de un mostrador a otro, aportando documentos, solicitudes, declaraciones, escrituras…
Aunque lo hemos pedido, tampoco nos llega la noticia de que habrá un consejo municipal de mayores, o sea, un grupo de personas con años, conocimientos y experiencia, que pudiesen aportar opiniones, no vinculantes, al gobierno municipal. Seguro que sería una experiencia positiva.
Y me gustaría oír que la policía local ya no encuentra, en sus controles, conductores ebrios, drogados, sin carné de conducir, sin seguro, sin ITV… Porque son un peligro para los ciudadanos.
No me llegan noticias que algunos bares hayan de quitar esas mesas y sillas que desde hace muchos meses se han apropiado de aceras, que obligan a los peatones a bajar a la calzada.
Y no veo que los patinetes dejen de circular por las aceras, sorteando a la gente, a más velocidad de la deseada…
Esas son las cosas que quisiera ver y escuchar.
¿Saben lo que me encuentro cada día? Ejercicios de cinismo, mentiras, trampas, noticias de sonadas corrupciones, con entramados de personajes conocidos, que una y otra vez juran su honradez. Hasta es posible que todas esas cosas que pasan sean producto de la imaginación popular, de algunos periodistas o de jueces que no tienen otra cosa que hacer. Y, desde luego, la UCO está equivocada. Aquí, en España, nadie roba nada. Nadie.
También se oye decir una cosa y poco después la contraria, con la misma vehemencia, entendiendo que los ciudadanos somos una panda de imbéciles y aplaudimos con las orejas a toda la panda de sinvergüenzas que cada día, en lugar de cumplir la misión para la que fueron elegidos por todos nosotros, se dedican a otros menesteres, por otros caminos y buscando unos resultados muy diferentes a los que figuraban en el “contrato”.
Sobran políticos de pacotilla, sobran asesores, sobran chiringuitos, sobran cargos nombrados a dedo, sobran tertulianos a sueldo y muchas cosas más.
Estamos muy necesitados de representantes públicos que cada día se preocupen por nuestros problemas, que traten de mejorar la vida de los ciudadanos. Necesitamos políticos serios, honrados, cercanos al ciudadano. Necesitamos periodistas libres, que informen de lo que nos preocupa. Necesitamos que las Administraciones sean muy cercanas, que para llegar a ellas no sea necesario hacer cursos intensivos.
Y necesitamos que bajen los precios de la cesta de la compra, de la carne, del pan, del pescado, de la fruta, de la ropa, etc. Y que no sean los productores los perjudicados.
Los productos de Marruecos que se los vayan comiendo ellos.
Creo que se me entiende, ¿no?
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