Cartas a la directora

¿De verdad somos así?

Julio Méndez Menéndez de Llano

Viernes 22 de diciembre de 2023

ACTUALIZADO : Martes 26 de diciembre de 2023 a las 11:41 H

3 minutos

¿De verdad somos así?
Julio Méndez Menéndez de Llano

Viernes 22 de diciembre de 2023

3 minutos

cintillo cartas a la directora

 

Casi siempre comienzo a escribir con una idea y sobre la marcha voy yendo siempre a caer en lo mismo…

Estamos viviendo en una sociedad demasiado individualista. Si observas un poco vas notando que los núcleos familiares de van desgajando, se produce un desapego, un distanciamiento voluntario. Los vecinos en comunidades, en general, también viven esa sensación de soledad, de poca empatía con quienes comparten edificio y todas las consecuencias lógicas de habitar bajo el mismo tejado. Si alguien de la vecindad tiene algún problema o necesidad se mira hacia otro lado… Por suerte, hay bastantes excepciones. Las pandillas de amigos, mayores, adolescentes, niños, cada vez se aíslan más a nivel personal; sin duda tiene mucha culpa la tecnología que parece la base imprescindible de nuestra vida individual y colectiva.

Y mucho más serio y grave es la difícil convivencia cuando hay por medio ideologías políticas. Personalmente parto de la base que, a las personas de mi entorno, a mis amigos, no les pregunto por sus preferencias sexuales, por sus creencias ni por su ideología. Cada uno es muy libre de elegir. No les pregunto ni siquiera por el equipo de fútbol de sus amores…

Pero hay quien se encarga de tensionar, de crispar, de enfrentar, de dividir. Hay cargos políticos que, en lugar de trabajar y dedicarse a mejorar la vida de los ciudadanos, ponen su esfuerzo en crear climas poco recomendables para una convivencia tranquila. Ya bastantes problemas trae la vida, para que las personas a las que ponemos para resolvernos dificultades, se dediquen a buscarnos más puntos de fricción.  Es una vergüenza ver debates en lugares que deben de ser el ejemplo del diálogo y la palabra, convertidos, a veces, en ambientes tabernarios, donde predomina el insulto y la falta absoluta de respeto.
 
Y lo peor es que esos cargos políticos tienen mucho auditorio; basta que una frase, unas palabras intencionadas, un gesto, una sonrisa a destiempo, un sarcasmo a tiempo, destapen los instintos oscuros del hombre: haciéndose eco, se insulta, se agravia, se hace burla, se desprecia, se agrede… Se pierde el respeto a las personas y la dignidad propia. Se hace un flaco favor a la sociedad. Y mucho daño a la ideología que se cree defender.

No importa tu preferencia política, lo importante es saber que nadie está en posesión de la verdad absoluta, que todos los colectivos, de cualquier tipo, tienen verdades, medias verdades y mentiras. Que tienen aciertos y errores. Que no hay buenos y malos. Que no son unos mejores y otros peores. Aplica esa frase de Ramón de Campoamor:  “Y es que en el mundo traidor, nada hay verdad ni  mentira, todo es según el color del cristal con que se mira…”

Seremos capaces de ser más respetuosos, más tranquilos, mejores vecinos, más solidarios, más dignos… Tenemos la obligación moral de salir de un lodazal. Pongamos cada uno algo de nuestra parte.


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Julio Méndez Menéndez de Llano