El desastre del servicio de teleasistencia

Mi padre tiene 70 años y una incapacidad total, y la dependencia reconocida, a causa de un ictus que sufrió hace 16 años. En estos años y con mucha rehabilitación, se ha manejado bastante bien. Aunque cada vez está más 'torpe', ya que a su lesión se suman los años. Hace unos días se cayó, sin consecuencias, pero esta caída nos generó bastante inquietud. Mi madre trabaja y él pasa tiempo solo en casa, por lo que si mi madre no hubiera estado, no sabemos el tiempo que habría estado en el suelo.

Decidí informarme sobre la teleasistencia, en la que vimos una forma de que pueda pedir ayuda si vuelve a caerse cuando está solo. Tras varias llamadas, pude dar con la asistente social que le corresponde al pueblo donde viven mis padres. De entrada, no me pudo informar de nada. Me han devuelto la llamada 48 horas después para decirme que es un servicio para mayores de 80 años. Y ya está. Se supone que están para dar soluciones pero su solución es, literalmente, “si tu madre está bien para cuidarle, pues ya está”.

La web de la Junta de Castilla y León dice que esta prestación “es un derecho ya para todas las personas mayores de 80 años y para las personas dependientes, pero pueden acceder a ella todas las personas que la necesiten”. Así que, si quien tiene que gestionar esta petición no sabe nada, o no lo quiere saber, y me da la respuesta que me ha dado, ¿qué hago?

Las comunicaciones sobre teleasistencia de la Junta de Castilla y León están muy bien pero la realidad, tras mi experiencia, es muy distinta. Y las personas que deben facilitar la vida a la gente mayor no ayudan mucho, la verdad. Seguiré insistiendo porque, al parecer, es un derecho.

Virgina Sancha (Madrid)

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