Cartas a la directora

EI verdadero peligro que supone el calor es más sutil

COESPE Cantabria

Lunes 19 de agosto de 2024

5 minutos

EI verdadero peligro que supone el calor es más sutil
COESPE Cantabria

Lunes 19 de agosto de 2024

5 minutos

cintillo cartas a la directora

 

El domingo 11 de agosto, las temperaturas subieron en Cantabria hasta cotas desconocidas hasta ahora: 33° en Santander, 36º en Reinosa, 39º en Torrelavega y 40º en Potes. Las olas de calor de este verano se hicieron esperar hasta la segunda quincena de julio; pero, una vez llegaron, no han dado respiro y han traído serias consecuencias.

A nivel de todo el país, y a medida que el mes ha avanzado, los datos registrados de mortalidad han ido creciendo. En total, en lo que va de verano, son 1.308 las personas fallecidas a causa del exceso de calor, 765 en julio, cuya progresión es alarmante semana a semana: 37 en la primera, 49 en la segunda, 102 en la tercera y 337 en la última. En agosto, entre los días 5 y 7, son 178 los fallecidos y, en lo que va de mes, 608.

La comunidad autónoma con más casos es Madrid con 277, seguida de Cataluña con 214. Cantabria lleva registrados 3 casos, pero no porque se hayan tomado medidas, sino gracias a nuestra climatología.

Del total, 770 son mujeres y 538 hombres.

En 2023, fueron 3.009 en todo el verano, número mayor de los ocho últimos años, debido a las altas temperaturas.

A destacar que de esos 1.308 fallecimientos, el 97%, 1.300, corresponden a personas mayores de 65 años, el colectivo más vulnerable a los estragos del verano y, de ellas, 7 de cada diez tenía más de 85 años: lógico es, por tanto, que los pensionistas de Torrelavega centremos nuestra atención sobre este problema, si bien, los datos de Cantabria son de los más tolerables de la península.

Información y consejos para combatir este problema encontramos a montones: más consejos que información. Y las medidas que se proponen se circunscriben, casi únicamente, al ámbito privado, al cuidado de uno mismo. Apenas si aparecen medidas colectivas y de iniciativa pública.

En todo caso, la mayoría de la información se refiere a "lo que no tenemos que hacer". Y, para ello, se nos explica cómo el organismo reacciona ante estos cambios que se están dando en el clima y qué debemos evitar.

Con la edad, una de las capacidades que se pierden es la de tener sed: a los mayores se nos olvida que tenemos que beber agua, dicen. La deshidratación de por sí ya empeora las enfermedades propias de la edad y provoca que aparezcan otras nuevas. El organismo ya no trabaja al mismo ritmo, se hace más lento en las personas y esto provoca una serie de daños colaterales.

A veces relacionamos esos datos exclusivamente con el peligro de exponernos a los calores del verano, pero estos casos directos, aunque nos sorprenda, son los menos. EI verdadero peligro que supone el calor es más sutil. El calor contribuye a agravar otras dolencias o carencias propias del envejecimiento, y que no están relacionadas con la subida de la temperatura: las caídas son más frecuentes en verano, por ejemplo, los mayores nos movemos más lentamente; la soledad y falta de relaciones sociales suelen agravarse con las vacaciones de nuestros familiares, y las residencias no están preparadas para soportar tales calores; enseguida dejamos la actividad física y las rutinas diarias; todo ello y más, son causas previas, subyacentes, anteriores a las olas de calor excesivo, y sobre las cuales este calor actúa de manera más agresiva.

Que nos aconsejen que nos cuidemos está bien, pero ¿que tienen que ver las instituciones públicas en el tratamiento de este problema?

El Ministerio de Sanidad tiene establecido, para cada año, un rimbombante "Plan nacional de actuaciones preventivas de los efectos del exceso de temperaturas sobre la salud", el cual incluye un Observatorio de Salud y Cambio Climático, un Mapa permanentemente actualizado de niveles de riesgo para la salud por zonas y otros materiales, pero todos ellos solamente informativos. Las medidas prácticas quedan en manos de las Comunidades Autónomas, que son quienes tienen las competencias en materia de salud y atención a la dependencia.

En concreto, Cantabria cuenta con el correspondiente Plan de Actuaciones Preventivas, similar al establecido por el Ministerio. Pero en él solo aparece información de riesgos, en distintos niveles, y ciertas declaraciones de intenciones, tales como "minimizar los efectos negativos, predecir con la máxima antelación las posibles situaciones meteorológicas de riesgo, coordinar las medidas y los recursos existentes en la Comunidad, pero ninguna medida concreta: nada de asistencia material concreta al bienestar social y promoción de la salud, nada de mejora de las instalaciones hospitalarias, en general, ni de gestión y reforzamiento de la Atención Primaria, en particular, nada del control de las condiciones materiales de estancia de las residencias de mayores, nada de todo ello, de acuerdo con lo previsto en las competencias traspasadas a la Comunidad de Cantabria.

Desde la Coordinadora Cántabra de Pensionistas, exigimos al Gobierno de Cantabria políticas concretas, con reflejo en los presupuestos de la Comunidad Autónoma, que atiendan a las necesidades reales, concretas, permanentes o coyunturales que afectan a la salud y bienestar de los y las cántabras, y especialmente de las personas mayores. 

Reclamamos a la comunidad que complemente la pensión mínima, de forma que llegue a igualarse con el salario mínimo. 

Gobierne quien gobierne, las pensiones se defienden. 


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