Jueves 4 de abril de 2024
2 minutos
Soy de campo y me gusta comparar las cuatro estaciones con las etapas de la vida.
Durante la primavera, las personas crecen, florecen y maduran. Hay frutos que maduran más tarde. Y ciertas personas también.
En el verano se cosecha. Las personas cosechan o recolectan. Es decir, recogen los resultados de su esfuerzo: Consiguen un trabajo que dura más o menos, y un entorno propicio para vivir. Hay recolecciones tardías. E incorporaciones a la vida autónoma también.
Durante el otoño de la vida también se cosecha, también se recogen resultados. Yo he conocido fincas rurales que además de recolectar en esta estación uvas, aceitunas o almendras recolectaban enormes cantidades de hortalizas. Y también he conocido personas enormemente productivas en el otoño de su vida. Además, las persona hacen un alto en su camino y cambian. Igual que los árboles cambian sus hojas, las personas también cambian. Se preparan para la etapa siguiente. La etapa del recogimiento.
Y ahora, un poco de filosofía. ¡Filosofía de la buena!. Sócrates, el padre de la ética, decía lo siguiente sobre el invierno de la vida: “La persona consigue una gran paz y libertad. Paz porque los viejos enemigos te ignoran. Libertad porque los deseos carnales no te dominan".
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