Cartas a la directora

Envejecer y vivir: dos caras de la misma moneda

Javier Fernández de Trocóniz

Domingo 26 de mayo de 2024

3 minutos

Envejecer y vivir: dos caras de la misma moneda
Javier Fernández de Trocóniz

Domingo 26 de mayo de 2024

3 minutos

cintillo cartas a la directora

 

No se puede separar el envejecimiento de la vida. Vivimos envejeciendo y envejeciendo, vivimos. Envejecer no nos gusta, nos trae limitaciones crecientes, en lo físico y en lo mental. No tiene buena prensa. Si hablamos de ello enseguida afloran los problemas que nos trae y nos traerá. Nos preocupa personal y socialmente. Pasaremos a ser una carga, en varios planos, no queremos que eso suceda, pero, y no solo nosotros, sino los nuestros y las administraciones públicas, se preparan para ello. De tal forma que la perspectiva personal y social es bastante negativa, cargas económicas, de recursos sanitarios y sociales que lastrarán varios aspectos y prioridades que habrá que subordinar a ese envejecimiento social.

No podemos vivir sin envejecer, pero envejecer sin vivir es aun menos deseable. De hecho, se nos recomienda envejecer de forma activa y saludable, así evitaremos –o tardaremos más– en pasar a ser una carga. El mensaje es que nos viene bien a nosotros, los viejos, pero que aliviaremos, tanto a los nuestros como a la sociedad, de tener que soportarnos. Cuidaos que igual nosotros no podemos hacerlo como quisiéramos. Es el mensaje subliminal. También, en un intento de protegernos, se nos recomienda huir de las preocupaciones, disfrutar y dejar pasar el tiempo plácidamente

Desde la otra cara de la moneda la vida nos espera, a nuestras edades no será muy larga, pero es la VIDA. Para vivir, como queramos, tenemos que tomar decisiones, decisiones vitales, decimos. Nuestras decisiones, aquellas que nos permitan vivir una vida PLENA, permitirán que llenemos la vida de todo aquello que nos interese. Debemos ser conscientes de que lo que decidamos tiene consecuencias, sobre nosotros, nuestra salud, nuestros próximos y la sociedad. Pero las decisiones son nuestras, ni siquiera de los que nos quieren.

La vida conlleva problemas, retos, disgustos; pero también oportunidades y experiencias. No renunciamos a nada de lo que nos trae la vida.

Las limitaciones que nos vayan llegando las encararemos con nuestra mejor disposición, sin renunciar a VIVIR. Algunas de las limitaciones tendrán solución, parcial o total, recurriendo a la tecnología, la formación, información. Nada nuevo que no hayamos hecho antes cuando la vejez la veíamos lejos. Podemos seguir haciéndolo y por lo tanto viviendo. Lo que desean para nosotros es, con frecuencia, una vida exenta de preocupaciones, problemas y retos, eso no es vida, la vida es afrontar lo que nos venga, sin abstraernos de todos los retos que conlleva, sino controlándolos, en la medida de nuestras posibilidades.

Podemos y debemos seguir aportando, no caigamos en la tentación de poner de relieve lo que hemos hecho por los demás y por la sociedad, continuemos contribuyendo. Tenemos más oportunidades y capacidades de lo que creemos. Quizás tengamos que analizar y evaluar nuestra aportación a la sociedad, la aportación actual, podríamos sorprendernos y sorprender de toda nuestra contribución. Lo mejor de todo es que haciéndolo contribuimos a llenar de contenido nuestras vidas, la VIDA PLENA y, de forma indirecta, llevar un envejecimiento activo y saludable. Las dos caras de esa moneda.


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Javier Fernández de Trocóniz