Escrivá: 'La Dama de Hierro' de los pensionistas españoles

Margaret Tacher, quién ejerció como primera ministra del Reino Unido desde 1979 a 1990, se ganó el apodo de "la Dama de Hierro" por su firmeza para dirigir los asuntos de Estado, su férreo control sobre los miembros del gobierno y su fuerte política monetarista.

Traducido coloquialmente: por su cabezonería y obcecación en su punto de vista de cómo gobernar sin importarle el precio social y el desgaste político de sus medidas. 

Hay diversidad de opiniones sobre la efectividad de su trabajo y el impacto en el país. Pero los números están ahí y las estadísticas revelan realidades incuestionables. La economía experimentó un relanzamiento en sus once años de gobierno, mientras que cierta parte de la sociedad británica se empobreció, según ciertos analistas, hasta tal punto, que aún hoy día no se ha recuperado.

¿Qué paralelismo establezco con nuestro ministro de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones? En primer lugar su falta de empatía con un colectivo social. En el caso de Tacher, los obreros más desfavorecidos, pues con sus medidas, los empobreció sin pestañear en favor de la economía. Exactamente igual que el Señor Escrivá hace con cierto grupo de jubilados, a los que niega una solución a sabiendas de la injusticia que sufren, y que conlleva una reducción, en algunos casos, de hasta el 40% de sus pensiones. Todo en pro de ahorrarse unos millones en favor de la economía. No digo que eso no sea importante, sino que nunca se debería de hacer a costa de lo que es justo.

Fórmulas hay para hacer justicia, voluntad, no.

La ceguera de ambos políticos perjudica tanto actualmente como lo hizo en la década de los ochenta a los trabajadores más desfavorecidos. En el caso del señor Escrivá a aquellos que la crisis provocada por Lehman Brothers, el 15 de septiembre de 2008 y que ha continuado hasta casi empalmar con la crisis actual, la de la pandemia. Arrastrando a todas las economías mundiales, incluida la española, y dejando en la calle a cientos de trabajadores con edades difíciles de encajar en el mercado laboral, pero con una larga carrera de cotización.

Dobles víctimas, primero de las crisis financieras provocadas por ejecutivos sin escrúpulos y, en segundo lugar, víctimas de la obcecación y ceguera de un ministro y su jefe, también sin escrúpulos, que dejan en la cuneta a aquellos pensionistas que habiendo trabajado y cotizado más de 40 años se les penaliza de por vida.

Ignorados y ninguneados por un gobierno que se define a sí mismo como progresista, pero que se comporta como la extrema derecha, con los que comparten, los primeros, inacción frente a la injusticia mencionada y los segundos, que abiertamente no apoyan nuestras reivindicaciones.

#elvototienememoria

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