Escrivá y las pensiones: Mucho ruido y pocas nueces

Se queja el Sr. Escrivá de que hay mucho ruido alrededor de su gestión sobre la encomienda que ha recibido de la comisión del Pacto de Toledo. Trata de silenciarlo con una carta escrita a este diario y, según él, aclarar el asunto de la viabilidad presente y futura de las pensiones.

El objetivo, en vez de sofocarlo, ha experimentado el efecto contrario. Avivando las críticas y generando aún más comentarios y ruido a su labor. Quizás se sorprenda del resultado de su iniciativa y se pregunte por qué. 

No dudo de la sabiduría y el conocimiento del señor ministro, su curriculo lo avala. Pero me atrevo a dilucidar, por como nos trata al colectivo de jubilados, presentes y futuros, que le falta experiencia de calle, me temo que como a la mayoría de los políticos.

Al señor ministro no le afectará como a mí la decisiones que tome al respecto de lo que tiene entre manos. A él y a casi todos los que votarán y apoyarán sus conclusiones para llevarlas a la práctica, no les alcanzarán los daños colaterales que causarán sus decisiones.

Pertenezco al colectivo de jubilados anticipados por haber sido despedido por un ERE. Lo solicité el mismo día que cumplí 61 años, no pude esperar ni un día más para poder seguir pagando la hipoteca y para poder seguir comiendo. 

Después de haber cotizado casi 43 años y haber agotado todos mis ahorros me descuentan de la nómina un 26%. El señor ministro habla de la equidad del sistema cada vez que tiene oportunidad y en la referida carta dirigida a este periódico no se cansa de mencionar la sostenibilidad del mismo. Bien, eso está bien, no lo voy a criticar, pero si él estuviese en la situación que muchos de nosotros, por cuestiones como la mía, de mi colectivo u otros afines, se daría cuenta de que la carta tranquilizadora que necesitamos es que nos diga de una vez que va a pasar con nuestra situación, intrínsecamente injusta; qué va a suceder de una vez con la revalorización de las pensiones y cuántos años van a ser necesarios para cobrar el 100% de la pensión, por ejemplo.

Necesitamos "nueces" para calmar el ruido, no necesitamos cartas que aviven la desconfianza, porque no concretan casos reales de gente sencilla, de trabajadores que han dedicado toda su vida a trabajar para sacar adelante a su familia y, de paso, al país. 

Empatía necesitamos. Entonces se acabará el ruido y usted dormirá tranquilo y nosotros aún más.

David Sánchez Núñez

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