Feliz Navidad y próspera reforma de las pensiones para todos

Existe una expresión que usan mucho las personas mayores para referirse a alguien que se ha quedado frustrado, decepcionado o en ridículo debido a algo que esperaba obtener y no ha conseguido. Esa expresión es “quedarse con un palmo de narices” y de ahí viene la burla que los niños hacían al que habían engañado, o al que se había llevado un buen chasco, que consistía en ponerse la mano extendida delante de la nariz con el pulgar apoyado en la punta y moviendo el resto de los dedos como si se tocara una trompeta.

Es sorprendente la riqueza de significados que puede llegar a tener esta expresión y lo bien que representa el sentimiento que ahora tienen los mayores con carreras irregulares que están cerca de su jubilación después de saber que finalmente no entran dentro de los planes del Sr. Escrivá en la prometida adecuación del periodo de cómputo a las nuevas realidades laborales.

El chasco que se han llevado estos mayores, entre los que yo me incluyo, es debido a que hasta el último momento el Sr. Escrivá dijo que la única finalidad de esta adecuación era dar solución a aquellas personas que actualmente no llegan al final de su vida laboral con sus mejores cotizaciones (un 30 % del total de trabajadores y trabajadoras, según sus palabras) y que por lo tanto se ven perjudicadas al no poder incluirlas en el periodo de cómputo actual con el que se calcula la base reguladora de la pensión.

Si finalmente se cumple que la ampliación del periodo de cálculo comenzará en 2027 a razón de 5 meses por año para terminar el 2038, está claro que no se trata de una adecuación destinada a las actuales realidades laborales, sino que está destinada a las futuras.

Las personas mayores con carreras irregulares hemos sido el principal referente que el Sr. Escrivá ha tenido para sacar adelante su nueva medida y en quienes se ha apoyado para conseguir que tenga la mayor aceptación y que sus detractores se pongan a negociarla a regañadientes. Las personas mayores que están en una situación similar a la mía tienen muy claro que el “palmo de narices” con el que finalmente se han quedado no se debe a un malentendido.

Desconozco si el cambio tan repentino en la manera de interpretar unos razonamientos tan concluyentes e inequívocos se deba a la búsqueda de los apoyos necesarios y que tal vez se hayan conseguido alejando la completa implantación de esta medida hasta finales de la década que viene y reduciéndola a una ampliación real del cómputo de tres años. Todo ello, pienso, con la finalidad de no afectar lo más mínimo a las carreras lineales ascendentes actuales y sin importar sacrificar a las irregulares que ahora están cerca de jubilarse.

El discurso actual del Sr. Escrivá es que la nueva ley está proyectada para proteger en el futuro a las personas que ahora comienzan su vida laboral en un mundo cada vez más inestable. Está claro que la ley que se apruebe debe buscar una solución también para los jóvenes que ahora empiezan a trabajar, pero no debe excluir a las personas mayores porque pusimos nuestras esperanzas y en todo momento fuimos las utilizadas en forma de porcentajes, estadísticas y gráficas elaboradas por expertos organismos y publicadas por diferentes medios.

Si el Sr. Ministro se refiere a que lo que va a venir va a ser peor que lo que ya hemos vivido, entonces apaga y vámonos ¿Qué más tiene que venir aparte de todas las reconversiones y crisis financieras, sanitarias y bélicas que hemos vivido las personas que ahora tenemos cerca de los 60 años? Espero que no sea nada peor porque si es así será para echarse a correr y no creo que nadie estará pensando en ese momento en una adecuación del periodo de cálculo de la pensión.

No tiene justificación excluir ahora a las realidades actuales sabiendo que tienen el problema que se supone tendrán las futuras. Si se trata de una medida que realmente busca corregir una injusticia que repercute negativamente en el cálculo de la pensión de las personas que ya de por sí lo están ahora pasando mal en sus últimos años de vida laboral debe existir la opción de que se pueda aplicar en el momento que se apruebe con las personas que lo deseen.

Estoy seguro de que ningún sindicato ni partido político tendría que oponerse a que todas las personas que se jubilen antes de que la adecuación este completada en el 2038 puedan calcular su pensión con sus últimos 30 años cotizados, descartando los dos peores, si esta medida les beneficia. De esta manera, no solo se cumpliría la condición que los sindicatos han puesto de no recortar a nadie su pensión, sino que además se verían beneficiadas ahora las personas mas desfavorecidas. Está claro que la facultad de elección de los 25 años mejores de vida laboral sería la solución inmediata, tal como recomienda el Pacto de Toledo, pero qué le vamos a hacer. Otra opción era contar con los últimos 35 años cotizados y descartar los peores, tal como supuestamente planteaba el Sr Ministro al principio.

Tampoco creo que esta solución supondría un gasto excesivo comparado con lo que llevamos de reforma porque solo se trataría de sumar 5 años al periodo de cómputo actual, con la posibilidad de descartar dos, a aquellas personas que lo necesiten ahora, que según los sindicatos se pueden contar con los dedos de una mano porque siempre han dado por supuesto que se trata de una minoría muy minoritaria comparada con la abrumadora mayoría de carreras lineales ascendentes con las que según ellos se culmina la vida laboral en España.

Ahora llegan las navidades y muchos podrán celebrar este fin de año que sus pensiones máximas, o cercanas a las máximas, subirán a más de medio millón de las antiguas pesetas al mes en 14 pagas (yo en pesetas es que lo visualizo mejor) al revalorizarse con el 8,5% del IPC medio interanual gracias a la actual reforma de las pensiones (y las no contributivas se revalorizarán un 15 %, todo hay que decirlo).

Otros como yo que también están al final de su vida laboral (como yo, pero en otras circunstancias) podrán respirar tranquilos y celebrar que sus carreras lineales ascendentes a prueba de bombas finalmente no se verán afectadas lo más mínimo por una adecuación del periodo de cómputo que les quedará muy lejana en el tiempo y que no va a añadir ningún año, tal vez un poquito peor, o menos bueno, en el cálculo de su pensión.

Me temo que las que no van a estar mucho para celebraciones este año serán una vez más las personas mayores que peor suerte han tenido en sus trabajos al final de su vida laboral. Si nada cambia, cuando se jubilen pasarán a ser las más perjudicadas y desfavorecidas por la adecuación del periodo de cómputo aprobada en la actual reforma de las pensiones porque seguirán sin poder incluir en el cálculo de su pensión las “mejores” cotizaciones que pudieron tener antes de los 40 años de edad y con las que habrían amortiguado mínimamente el triste resultado que darán las peores con las que llegan al momento de su jubilación.

Para terminar quiero poner dos ejemplos como ya he hecho en otras cartas:

Una persona que ahora tiene cerca de 60 años que perdió su mejor trabajo antes de los 40 años de edad y que luego aceptó peores salarios, o se hizo autónomo cotizando por el mínimo para poder salir adelante, se le calculará su pensión con sus peores años cotizados, ya sea con el periodo de cómputo actual o con el que existirá cuando se jubile si se aprueba la ley tal como se ha planteado.

Una mujer que ahora tiene cerca de 50 años de edad que tuvo que reducir su jornada de trabajo a los 35 años de edad por el cuidado de un menor o un mayor porque estaba sola, se le calculará su pensión con sus peores años cotizados, ya sea con el periodo de cómputo actual o con el que existirá cuando se jubile si se aprueba la ley tal como se ha planteado.

Un saludo y felices fiestas a todos los pensionistas actuales y futuros, y gracias a 65YMÁS por ayudar a que todos estemos mejor informados en un asunto tan delicado como es la reforma de las pensiones.

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