Jueves 15 de agosto de 2024
3 minutos
En los años 60 vivimos como única posibilidad de aplicarnos el cuento (el trabajo os hará libres). En mi caso familiar desde que tuve uso de razón, viendo superar el día a día en el sector primario y precario de la Vieja Castilla. Como minifundios no vi otra cosa que necesidades y cuando empecé a cotizar (no sé cuando empecé a trabajar) lo dejabas cuando llevabas a la boca el resultado diario. El tiempo dedicado a la escolarización, librabas del trabajo, aunque ya te suponían que finalizado te disponías a cubrir las necesidades del momento.
Huérfano de madre con 2 años y de padre con 17, una pequeña hacienda que defendías porque era tu base alimenticia, las formas sociales que vivíamos no te ofrecían otros horizontes.
Para mi sorpresa soy requerido para cumplir el servicio militar, sin otras alegaciones que obligatoriedad, dado que no tenía ninguna persona que dependiera de mí. Así que déjalo todo como está y coge el petate. Abandonas tus raíces y ya volverás a iniciarte de nuevo. Tu vuelta no te permite actualizarte en las campañas, no hay base económica, así que ponte a disposición del mejor postor, que no es otro que el que conoce tu situación y te supedita a su interés.
Después de varios trabajos y cuando más confiado estabas resulta que un plan estratégico de empresa te deja en una situación de paro. Sin otras opciones, al cumplir 61 años y 44 años cotizados te prejubilas con el 21% de penalización. Sé cuál es mi criterio de esta sociedad, pero no sé donde me encuadro en esta sociedad tan diferenciadora, porque unos tan favorecidos y otros tan perjudicados.
Hoy, gracias a estas organizaciones, (65YMÁS, Asjubi40 y otras) que he descubierto, me veo más representado y ha surgido en mí un espíritu más solidario. Aunque no puedo participar como desearía por limitaciones con esta evolución de medios tecnológicos, seguiré aportando ese granito, por una sociedad más justa.
Gracias a todas esas personas que luchan para que exista un equilibrio social.
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