El grave retraso en la asistencia sanitaria especializada

Con profunda preocupación asisto, como otros muchos ciudadanos, a algo que se ha hecho en parte realidad: “hombre, cúrate a ti mismo”. Me refiero a la dificultad de acceder a un especialista en la sanidad pública en un plazo de un mes o, como mucho, 40 días.

Y digo esto por varias razones. Primero, porque a los colectivos médicos parece que esto no les preocupa, pues se retroalimentan y se beneficia a la sanidad privada para quienes la pueden pagar. Por el contrario, se está dañando el estado el bienestar, algo muy importante y que a veces queda olvidado. La cuestión es que cualquier trabajador o desempleado que cobra prestaciones, o cualquier persona que tiene derecho al sistema público nacional de salud, esté jubilado o en otra situación, generalmente abonan o han abonado cada mes sus cotizaciones de seguros sociales por contingencias comunes. Y yo me pregunto: ¿cómo es posible que con un sistema nacional de salud tan bien estructurado y planificado ocurran cuestiones como que un especialista tarde en verte más de tres meses. 

En otros casos, las listas de espera están cerradas y hay especialidades médicas de las que hay por ejemplo pocos especialistas. Esto mismo ocurre en las listas de espera para intervenciones quirúrgicas, pero mi acento en esta carta es sobre la atención al especialista. Hay determinadas especialidades, como traumatología, neurología, reumatología, endocrinología, dermatología, urología, fisioterapia, digestivo, etc., cuyas listas se extienden en el tiempo “sine die”. Y no digamos ya una vez que te ven, la tardanza a veces en hacer las correspondientes pruebas diagnósticas.

A quien corresponda en este caso, la Consejería de Salud correspondiente, tienen que replantearse hacer mejor los deberes y no llevar la sanidad pública a este estancamiento, hacia la deriva de consulta a un especialista privado. Está claro, a lo mejor la consulta con el especialista no es totalmente urgente, pero sí debería actuarse con mayor eficacia y eficiencia en el servicio y en el tiempo de cara al paciente.

Hace unos años, el Dr. Candel hizo un movimiento social que tomó la bandera de la lucha de lo público, y de decir 'no' a una sanidad privatizada. Qué pena que a estas alturas del siglo XXI de las nuevas tecnologías, dicha asistencia está en parte en precario, sin tocar el tema que sería para otra reflexión, también de cierto colapso de citas en la asistencia sanitaria primaria en los distritos sanitarios de alta o mayor población.

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