La ignominia de Escrivá con los jubilados anticipados con largas carreras

Yo también estoy castigado por haberme tenido que jubilar antes de lo que el Sr. Escrivá dice que es la edad legal de jubilación.  

Nací en septiembre de 1955 y empecé a trabajar en febrero de 1969, con tan solo 13 años y seis meses, con el tríptico de menores, un papel que tenía que firmar el tutor legal. El registro civil certificaba la edad y el médico que estaba libre de enfermedades. La edad legal de trabajo en aquella época se regía por el art. 2.º de la Ley de 13 de Marzo de 1900, que decía: "Los niños de ambos sexos mayores de diez y menores de catorce años podrán ser admitidos al trabajo por tiempo que no excederá de seis horas, en los establecimientos industriales y de ocho en los mercantiles".  

De familia humilde y en contra de mi profesor, el cual decía que tenía aptitudes para estudios superiores, mi madre me sacó de la escuela para trabajar en una empresa textil, ya que en casa hacía falta el dinero.  

Con 49 años y dos meses cotizados y con tres años más, en doble cotización por convenio especial por bajada de cotizaciones en un cambio de empresa, hacen un total de 52 años y nueve meses. Creo que con esto ya he cumplido al sustento de este país, en el cual el Sr. Escrivá y a su familia le pagamos una vida muy cómoda.

Después de mi dilatada vida laboral y los últimos 15 años trabajando viajando al extranjero, me veo en la necesidad psicológica de jubilarme a los 63 años y por consiguiente me penalizan con un 13% de por vida.  

Sí, Sr. Ministro, quiero que se despenalicen las jubilaciones anticipadas y que se me tenga en cuenta mis años cotizados y mi aportación a la sociedad, a costa incluso de no poder estudiar. No es justo que alguien con 25 años se jubile con el 100% y yo, con el doble de años, esté penalizado. 

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