Irresponsables: incuestionable negligencia

En otros tiempos, cuando se tenía que reclamar o discutir con un proveedor una acción que perjudicaba a la empresa, lo normal era que ambas partes defendieran sus respectivas posiciones y se aplicaban para encontrar soluciones. No era habitual eludir la responsabilidad, pero hoy todo ha cambiado.

En una reciente intervención quirúrgica a un jubilado de 70 años, le indicaron que debía encargar y comprar una doble muslera compresiva para ponérsela imprescindiblemente unos días después.  Así lo hizo y en tres días debía tenerla a su disposición, pero estuvo llamando cada día durante tres semanas y la respuesta siempre era la misma, aun no se ha recibido. Ante el grave problema médico que le suponía insertó un comentario en internet y, casualmente, al día siguiente recibió una llamada indicándole que ya tenían su pedido. Es evidente que a alguien le había sido más cómodo decir que volviera a llamar, antes que comprobar si la muslera había llegado. 

Las consecuencias para el enfermo jubilado pueden ser graves y todo por una incuestionable negligencia. Quizás para evitar el engaño y la mentira de los irresponsables habrá que pedir los compromisos por escrito, como ya es necesario hacer con el Gobierno para el delito de sedición.

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