Viernes 14 de marzo de 2025
3 minutos
Las pequeñas cosas. Cosas de mayores. Por pedir que no quede…
Ya sé que las cosas importantes están entre los objetivos de quienes se preocupan por los múltiples inconvenientes con los que nos encontramos las personas mayores. Ojalá mejore esa preocupación, que buena falta hace. Pero también hay que prestar atención a las pequeñas trabas de cada día, esas que nos encontramos y que no podemos resolver porque la solución está en manos de otros. Si muchas personas se moviesen y pidiesen una solución, seguramente lo agradeceríamos todos.
Me explico. Cada día se hacen colas en las cajas de los supermercados. Habitualmente van más señoras mayores que hombres y ellas son las que pasan por caja. Como somos mayores y hemos perdido agilidad, paralizamos un poco esas colas; hay que meter la compra en una bolsa, buscar el monedero en el bolsillo, sacarlo, abrirlo, buscar los billetes y contar las monedas para abonar la cuenta. Y se cuentan las monedas de 20, 10, 5 céntimos… y pasan los minutos.
A veces, personas con menos años y menos paciencia, esperan en la cola poniendo cara de lo que piensan, algo así como “uf, a ver si la señora acaba de una vez…”. Alguna vez alguien se permite hacer un comentario poco agradable en voz alta.
Todas estas situaciones, o al menos muchas de ellas, podrían solucionarse dedicando un par de cajas a pago exclusivo con tarjeta. Agilidad para quienes andan con el tiempo más justo y comodidad de los compradores más lentos. Y todos contentos.
Alguien me puede decir que eso ya se hace. Seguramente en algunos sitios. Pero yo puedo contar, porque lo veo cada día, que en mi ciudad no he visto ninguna caja de supermercado en la que se anuncie “Pago solo con tarjeta”.
A lo mejor, si hacemos una “campaña” de mayores, hasta puede ser que alguien nos escuche y que podamos avanzar un poco en las pequeñas cosas de cada día…
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