No es lo mismo ser mediocre que querer serlo

No es lo mismo ser mediocre que querer serlo. Algunos prestigiosos psicólogos sostienen que quienes ya son brillantes se esfuerzan en serlo aún más. Su nivel de autoexigencia puede llegar a ser peligroso y, por ello, argumentan que, para no caer en el estrés y vivir más tranquilos, deberían asumir ciertas cotas de mediocridad, reduciendo así la tensión a la que están sometidos.

Sin embargo, para que esa reversión no llegue a ser total, habrá que controlarla y aceptarla únicamente en aquellos aspectos que previamente se hayan propuesto como objetivo. El límite de reconversión ha de ser medido, pues, si te pasas de la raya, quizás ya nunca podrás dejar de ser un mediocre y termines perteneciendo al grupo de aquellos que lo son sin querer serlo.

A pesar de lo aconsejado, hemos de procurar que los deslumbrantes, sean jóvenes, mayores o jubilados, no tengan necesidad de dejar de serlo, pues de mediocres no voluntarios estamos rodeados, y así nos luce el pelo.

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