No nos tomen más el pelo: los mayores sobramos
Martes 30 de enero de 2024
ACTUALIZADO : Martes 30 de enero de 2024 a las 15:03 H
4 minutos
Martes 30 de enero de 2024
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Es que… todo es una pantomima.
Espero decirlo claro: las entidades bancarias, en relación con los mayores, han hecho cuatro cambios, los que les interesaban, y nada más. Seguimos haciendo cola para ir a la ventanilla o para el cajero. Nadie nos viene a sacar de la cola para decirnos que tenemos preferencia.
La atención presencial existe. Ponen un empleado del banco a atender a toda la cola. Si vas a la ventanilla es muy probable que haya alguno, pero te llevan hasta el cajero para enseñarte cómo funciona. Pero, oiga, yo quiero que me dé usted 300 euros, no quiero sacar dinero ahí fuera, que me lo pueden robar…
¿Que ya no cobran por sacar dinero de ventanilla? ¿Y qué? Cobran por otras cosas. Por muchas.
Y te presionan para que tengas una tarjeta y para que la uses, porque de no hacerlo un determinado número de veces, también te van a cobrar.
¿En dónde se defienden esas situaciones que se viven todos los días? ¿Y quienes viven en zonas rurales? ¿Alguien viene a resolver los problemas?
El Estado nos obliga a tener una cuenta bancaria para cobrar nuestra pensión y para otras muchas cosas. Pago de impuestos, pago de recibos de la luz, del agua, de los teléfonos, de la comunidad de vecinos… ¿Por qué en una banca privada? ¿No cabe una banca pública? ¿No es posible crear una nueva “Caja Postal de Ahorros”? Como aquella que se regaló a Argentaria y después a BBVA.
O aquellas cajas de ahorros que llenaron muchos bolsillos de los componentes de sus “consejos de administración”. Y que al final crearon unos agujeros que pagamos los de a pie…
Y los Ayuntamientos (la mayoría), igual. ¿Eres mayor? Es igual. Ponte a la cola para el registro o para hacer una consulta, o para recoger un impreso, o para que te digan al departamento que tienes que ir, solicitando cita previa.
¿Y en la sanidad pública?.Mal la Atención Primaria (esperas de varios días para una primera consulta). Y si ya tienes que pasar a una especialidad, esencialmente traumatología u oftalmología, no vale la pena ni contarlo. Y, digan lo que digan, es la realidad. La sanidad tiene unos recursos limitados, nosotros unas peticiones ilimitadas. Pero es que se da la puñetera casualidad que cuando más necesitamos a la sanidad es cuando tenemos edades avanzadas.
¿Y en el transporte público? ¿Cuando no paran en sus lugares los autobuses, porque un caradura aparcó en el espacio reservado y las personas mayores tienen mayores dificultades para subir desde la calzada al bus? ¿Dónde está la policía local? ¿Y cuando subes y, a veces, los asientos reservados para mayores están ocupados con niños a los que sus mamás no enseñan a levantarse y ceder su asiento? ¿Quién tiene que resolver esas situaciones? ¿Los mayores?
¿Y en las restantes Administraciones? ¿Y en los mercados?
Todo son preguntas. Todo. Detrás de todo esto, mucha palabrería, mucha promesa, buenas palabras, pocos hechos, ningún caso. De nadie.
La realidad: sobramos. Somos una carga económica, pero más del 60% de los jubilados ayudan mensualmente a sus hijos o nietos. Somos una carga. Pero después de toda una vida seguimos aportando mucho a la economía. Y a la unión de la familia. Aunque muchos mayores estén maltratados por la soledad no deseada.
No nos tomen más el pelo. Ya se hizo famosa aquella frase: “Somos mayores, no idiotas”.
Y nosotros los mayores, sigamos en silencio “tragando” con todo.
Es que…
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