Cartas a la directora

Las pensiones, la quita y los chiringuitos

Juan José Lojo Fandiño

Jueves 20 de marzo de 2025

3 minutos

La pensión de jubilación y la de viudedad, a punto de alcanzar dos barreras históricas
Juan José Lojo Fandiño

Jueves 20 de marzo de 2025

3 minutos

cintillo cartas a la directora

 

Desde hace algún tiempo, los analistas económicos inciden reiteradamente sobre el crecimiento de las pensiones y el alto coste que ello significa, teniendo en cuenta además tres factores: la natalidad, la mayor estimación de vida y el aumento del número de pensionistas.

Ello es una realidad incuestionable bajo el punto de vista de un análisis parcial y fijando la lupa sobre los pensionistas, como es el dato reiterativo que en España se percibe casi el 80% de pensión sobre la última nómina percibida como trabajador en activo, y en el resto de Europa solamente se sitúa en el 65%. Se oculta la cuantía de esa última nómina, que significaría que un pensionista europeo, con su 65%, recibe más que un español con el 80%.

En España el sistema público de pensiones se nutre de las aportaciones de todos los trabajadores; estos contribuyen, a través de sus cotizaciones a la Seguridad Social, a una denominada ‘caja única’ de la que sale el dinero para pagar las pensiones públicas por jubilación del nivel contributivo de los trabajadores ya retirados. Es la solidaridad intergeneracional, a la que hay que sumar la solidaridad interregional, que garantiza que todos los ciudadanos del Estado español tengan derecho a su pensión por jubilación, independientemente de la región en la que vivan.

Se vuelve a insistir sobre que un pensionista español recibe a lo largo de su jubilación casi el doble de lo que hubiese aportado. Eso es una falacia y un fomento del edadismo creciente porque, si bien el trabajador aporta a la “caja”, lo que los gobiernos establecen en el momento de su jubilación, sus ingresos disminuyen al igual que sus necesidades aumentan. Se dice que tienen su casa pagada, que no tienen cargas hipotecarias… Se oculta el precio de una residencia o el pago para que alguien le preste atención. ¿Saben esos analistas cuánto cuesta la estancia en una de esas residencias? Se lo digo yo, entre 2.000 y 2.500 euros por persona, teniendo en cuenta que la pensión media es de 1.350 euros.

Entre tanto, y para escarnio de todos los ciudadanos, se concede la llamada “quita”, que no es tal sino un traslado de una deuda a todos los ciudadanos, a la vez que se crean los famosos chiringuitos que crecen como las setas envenenadas en un campo lleno de necesidades.


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Juan José Lojo Fandiño