Viernes 17 de noviembre de 2023
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"¡Que no estamos tan mal!". Esta conocida frase del presidente del FC Barcelona, Joan Laporta, en relación con la situación del club unos años atrás, me viene a la cabeza al leer la exposición de motivos de la “Proposición de Ley Orgánica de amnistía para la normalización institucional, política y social en Catalunya”.
Como catalán, con alto raigambre familiar y profesional en Catalunya, me satisface que se haga una ley pensando en nosotros, pero hubiera esperado y deseado que los objetivos y motivos que arguye la Ley fueran otros, pues los que la justifican no tienen razón de ser.
En Catalunya, la convivencia es correcta, buena y no requiere ninguna normalización especial. En todo caso, quienes la alteraron durante un tiempo fueron los políticos independentistas con su absurdas aspiraciones y rebeliones. Pero una vez acabadas estas y caído en el olvido el desengaño del 'procés', la tranquilidad predomina nuestra vida diaria.
Poner como excusa la normalización de Catalunya para promover una ley que realmente lo que pretende es conseguir los votos de quienes perturbaron la tranquilidad, es de una mezquindad absoluta, con el agravante de que sus consecuencias futuras serán fomentar el odio del resto de España hacia Catalunya. Tiempo al tiempo.
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