La reforma de las pensiones: no perdamos la memoria

Con la firma de la segunda parte de la reforma de pensiones se acaba un periodo maldito de pobreza y recortes de los/las pensionistas de este país por la salvaje reforma que implantó el PP durante el gobierno absolutista de Mariano Rajoy.

Arrancamos el año 2023 con la aplicación del IPC intermedio –que demostró ser el más ajustado a la inflación oficial– recuperando así el poder adquisitivo de las rentas de millones de jubilados/as que no solamente cobran la pensión para vivir, sino que además la comparten con los suyos en un gesto de solidaridad intergeneracional que ha salvado miles de hogares en este país, cuando los avatares de la economía capitalista se constipa y contagia gravemente a las clases más vulnerables.

Esta segunda parte, que tantas expectativas generó en los medios conservadores diciendo que Europa nos quitaba los fondos, se ha conseguido con el beneplácito comunitario y el referéndum sindical porque va en sentido contrario a lo que predica la derecha: aumentado los ingresos en vez de recortar las pensiones, cosa que pasaría si vuelve a gobernar el PP.

Pero, además, ataca uno de los déficits más crónicos del sistema público: subir en mayor porcentaje las pensiones mínimas, que se habían descolgado con respecto al resto. Establece correcciones en las cotizaciones, principalmente de mujeres por sus obligaciones maternales, que son la principal causa de la brecha de género, y garantiza la existencia de la hucha para no vaciarla de un plumazo, como hizo Rajoy.

Los empresarios no han querido firmar por una “extraña” coincidencia con las posiciones de la derecha comandada por Feijóo, que se atreve a dar lecciones de cómo deben financiarse las pensiones: más empleo y mejores salarios, mientras votan en contra de la reforma laboral y subir el SMI. Igual que los empresarios, que se niegan a subir los sueldos mientras los precios se disparan en alimentación y aumentan unos beneficios escandalosos. Consejos de mal pagador.

Para mí, han confluido tres cosas fundamentales para sacar esta reforma histórica de pensiones: la capacidad negociadora de los sindicatos mayoritarios, las movilizaciones de los pensionistas en la calle y  la composición del Gobierno de coalición, con una vicepresidenta, Yolanda Díaz, que ha demostrado, sin armar ruido, hasta dónde se puede llegar. Ahora solo hace falta que esto sirva de estímulo a la hora de votar en las próximas elecciones y no tengamos la pérdida de memoria como es tradicional en nuestra historia política.

José María Gómez Claro es secretario general de Pensionistas CCOO de Asturias.

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