Ante los sabotajes a las ambulancias en Euskadi ¡Basta ya, sinvergüenzas!
Viernes 26 de enero de 2024
3 minutos
Viernes 26 de enero de 2024
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Estos días he leído con estupor la intervención del portavoz parlamentario de IU-Podemos justificando los sabotajes a las ambulancias que estamos sufriendo en Euskadi, y especialmente en Bizkaia, con motivo de las repetidas huelgas en este sector. ¡Qué desfachatez! ¿Cómo puede justificar que se sabotee una ambulancia que tiene que asistir a una persona en parada cardiorrespiratoria, o que está sufriendo un ictus, o que ha sufrido un accidente de tráfico? ¿Cómo se puede justificar que se inutilicen ambulancias que tienen que trasladar a pacientes a sus terapias, a diálisis, a quimioterapia, etc.? ¿Cómo se puede justificar que se inutilicen 240 ambulancias durante los últimos 5 meses poniendo en peligro la salud y la vida de las personas? ¿De verdad puede justificar que se apedreen ambulancias con pacientes dentro?
No hay ni puede haber reivindicación laboral que justifique el sabotaje a una ambulancia, que no deja de ser un vehículo de servicio público destinado a intentar ayudar y proteger la salud e incluso la vida de las personas, y especialmente las que sufren una emergencia, ya sea por un accidente o por un ataque al corazón, por ejemplo, o porque tienen que ser trasladados para recibir un tratamiento. Pero, además, los que sufren estos atentados (porque son atentados contra la ciudadanía) suelen ser los que tienen una salud más precaria y, por tanto, en gran medida, las personas mayores. Es decir, los más vulnerables. Otra vez somos los mayores los que recibimos en nuestro trasero una patada sindical destinada al Gobierno de Euskadi, los que sufrimos consecuencias de reclamaciones sindicales.
Hablando de los sindicatos, ha tenido que fallecer una persona mayor que estaba sufriendo una parada cardiorrespiratoria para que condenen esos sabotajes, ¡5 meses después de los primeros ataques a las ambulancias! Y encima, estos sindicatos y el portavoz parlamentario lo ponen a la par que dos de sus compañeros sindicalistas hayan sufrido, supuestamente, presiones por parte de su empresa. Esos sindicatos que giran la cabeza cada la vez insultan, amenazan y presionan a sus compañeros, tachándoles de esquiroles porque respetan los servicios mínimos o trabajan en otros servicios de ambulancias.
Y todo esto no lo digo por decir, ahí están las hemerotecas que me he dedicado a consultar, las redes sociales y los vídeos que circulan por WhatsApp o que están en YouTube.
Todo esto no solo no se puede justificar, sino que no se puede permitir. Yo les digo a mis compañeros y compañeras mayores que no podemos permitirlo y que nos tenemos que sumar a los habitantes de Bermeo, donde falleció la citada señora mientras esperaba a una ambulancia saboteada y decir, como decían ellos ante las cámaras de televisión: ¡Basta ya, sinvergüenzas!
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