Sábado 18 de febrero de 2023
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En el último Consejo de Ministros fue aprobado la subida del 8 por ciento del Salario Mínimo Interprofesional, quedando este fijado en 1.080 euros brutos mensuales en 14 pagas, y que afecta a 2,5 millones de trabajadores.
La patronal, a través de su representante Antonio Garamendi, ha rechazado esta subida, levantándose de la mesa de negociación cuando encaraba su recta final, por considerarla injusta para ciertos empresarios, pero en cambio la CEOE no considera injusto que su presidente perciba una remuneración de 380.000 euros anuales, lo que se traduce en 1.041 euros diarios. No se si es casualidad que el Sr. Garamendi proponía un incremento del 4% para situar el SMI en 1.040 euros mensuales, esto es, que lo que el percibe como remuneración diaria quiere que los trabajadores lo perciban al mes.
El sueldo de este señor no es que sea injusto, sino una auténtica vergüenza. Todos estos señores que están en contra de actualizar los salarios en función de la carestía de vida deberían intentar vivir durante un solo año con el SMI, sin más prebendas.
La patronal no entiende que al trabajador hay que motivarle con sueldos que le permitan vivir dignamente y no estar “mendigando” para sobrevivir. Seguramente que incrementaría la productividad y sus beneficios, más de los que actualmente obtienen, pero masacrando al trabajador.
Por otra parte, si existieran sueldos dignos, el Gobierno no tendría necesidad de implementar ayudas sociales para que una gran parte de la clase trabajadora, algunos con y otros sin trabajo, puedan sobrevivir.
Gracias al Gobierno actual, el SMI ha evolucionado de forma favorable al trabajador en los últimos años, acercándose paulatinamente a niveles de la Unión Europea.
En 2011, época de Mariano Rajoy, el SMI estaba en 641,40 euros y en 2018 (cuando le echaron por moción de censura) en 735,90 euros, produciéndose un incremento de 94 euros en 7 años. Posteriormente, el Gobierno actual pasó de 735,90 euros a los 1.080 euros actuales, con un incremento de 344,10 euros. Los datos son los que son y ahí están.
A pesar de que este Gobierno ha cometido errores, hay que poner las cosas en la balanza y pesan más las buenas que las malas. Digan lo que digan los partidos de la oposición, que solo están para criticar y destruir, y no para colaborar.
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