Ante el final de la reforma de las pensiones y lo que propone UGT
Martes 13 de septiembre de 2022
7 minutos
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Desde que existe nuestra democracia los sindicatos siempre han defendido que la pensión se calcule con el mínimo de los últimos años cotizados, lo cual es una prueba evidente de que tienen una especial preferencia en beneficiar a aquellas carreras laborales lineales ascendentes que culminan su vida laboral sin sobresaltos y con las mejores cotizaciones.
Como ejemplo de estas preferencias tenemos la huelga general convocada en 1985 en contra de la reforma de las pensiones que se estaba llevando a cabo en aquel momento, que pasó gradualmente de los 2 últimos años cotizados que se empleaban como periodo de cómputo para el cálculo de la pensión a los 8 últimos años que se mantuvieron hasta 1997. Realmente tuvo que ser dramático para las miles de familias afectadas por las reconversiones industriales que se llevaron a cabo en los años 80 que su pensión se calculara solo con los 8 últimos años de vida laboral (en el mejor de los casos) que para colmo de sus males coincidieron con sus peores años cotizados.
Es innegable que en la actualidad resulta cada vez más difícil que las carreras profesionales de la economía privada lleguen a la jubilación con las mejores cotizaciones. Esto no quiere decir que antes siempre lo hicieran y que nuestros padres y abuelos vivieran en un remanso de paz donde no existían las crisis, las reconversiones, los cierres de negocios o la discriminación laboral; significa simplemente que en todas las reformas de las pensiones habidas anteriormente siempre hubo un acuerdo unánime en beneficiar en el calculo de sus pensiones a aquellos sectores más influyentes y organizados que siempre alcanzan sus mejores cotizaciones al final de su vida laboral.
Las vidas laborales no son previsiblemente ascendentes y lineales como si del gráfico de una ecuación de primer grado de matemáticas con coeficiente positivo se tratara. Cada una de las curvas presentes en la vida laboral de una persona puede ser debida a una decisión importante o a un acontecimiento no deseado. Es más, es bastante probable en una carrera profesional irregular que después de la curva más alta se vayan sucediendo otras curvas cada vez menos elevadas hasta terminar en una línea horizontal que en el mejor de los casos representa las cotizaciones del subsidio para mayores de 52 reinstaurado durante el primer mandato del actual presidente de Gobierno.
Si estudiamos con detenimiento una carrera profesional irregular puede resultar mucho más apasionante y ejemplar que una carrera profesional previsiblemente ascendente de las que se sienten tan orgullosos los sindicatos.
Una carrera irregular no siempre tiene como origen alguna de las crisis que nos han azotado desde hace décadas. En una carrera profesional con altos y bajos también se puede encontrar a una persona emprendedora que pese a los tropiezos y a la feroz competencia no tiró la toalla y siguió luchando por el trabajo que mejor sabía hacer, o tal vez a una persona inconformista que no se dejó humillar ante una situación injusta y pensó que se podía dialogar hasta que se vio de patitas en la calle, o quién sabe si pertenece a una persona que tuvo que dejar su trabajo o reducir su jornada para hacer frente ella sola del cuidado de un hijo, de un enfermo o de un mayor.
Para los sindicatos reconocer la existencia de las “nuevas” realidades profesionales significaría reconocer también que el sistema de calculo actual no funciona para ellas (tal como dijo el Sr. Escrivá no hace mucho) y asumir todo el daño que han hecho a miles de familias que dependen de los ingresos de sus mayores a los que se les calculó la pensión con sus peores años cotizados. Difícilmente a estas alturas nuestros sindicatos van a recapacitar y cambiar su opinión intransigente porque nunca han visto mayor problema en que el sistema de calculo beneficie a unos y perjudique a otros, más tratándose de una minoría desfavorecida y poco organizada la perjudicada y una mayoría sindicada y bastante influyente la beneficiada.
El tiempo se está acabando y la reforma de las pensiones está llegando a su fin sin saber con certeza cómo se pretende abordar en la mesa de dialogo una injusticia tan evidente que tal vez tenga en esta reforma de las pensiones la ultima oportunidad para que sea solucionada y se cumpla con el compromiso del Gobierno establecido en el Componente 30.R2-C del Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia y con la recomendación nº5 del Pacto de Toledo: La adecuación a las nuevas carreras profesionales del periodo de cómputo para el cálculo de la pensión de jubilación y la posibilidad de elegir los mejores años cotizados (según el ministro Escrivá un 30% aproximadamente de los trabajadores no presenta sus mejores años de cotización en el tramo final de su carrera laboral, por lo que el sistema actual no funciona para ellos).
Por un lado, el Sr. Pepe Álvarez, el pasado día 7 de septiembre, en rueda de prensa para explicar los retos de futuro de UGT, ha advertido que habrá repercusiones si no se dejan las cosas tal como están para ver como evolucionan, refiriéndose al actual periodo de cálculo de las pensiones. Supongo que lo que el Sr. Pepe Álvarez quiere decir es que l@s más perjudicad@s por el sistema de cálculo tendrán que seguir esperando pacientemente hasta que llegue su hora y tengan su premio en el reino de los cielos mientras su mejor clientela sigue disfrutando de los placeres terrenales sin que nadie les estorbe.
En esta rueda de prensa el Sr. Pepe Álvarez también ha dicho que si el efecto económico sobre el sistema de ampliar el periodo de cómputo dando a elegir los mejores años no es muy significativo, para ellos (o sea, para UGT) la medida es aún menos oportuna: "Si no tiene efectos económicos, para nosotros está bien como está”.
El Sr. Pepe Álvarez tendría que saber, como supuesto defensor e interlocutor de todos los trabajadores, que el hecho de que no exista un beneficio económico es la muestra más evidente de que existe un desequilibrio pronunciado entre beneficiados y perjudicados por el sistema actual de calculo y que con esta medida se está corrigiendo (en una balanza con 3 kg en un lado y 1 kg en el otro el equilibrio se consigue con 2 kg a cada lado, no desaparece ningún kg). Está claro que el Sr. Pepe Álvarez ha llegado a la conclusión que más le interesa sin ningún tipo de pudor para aprovecharse de la ignorancia y la resignación de l@s más desfavorecid@s y no tener que reconocer que el sistema de cálculo empleado actualmente no funciona para tod@s de la misma manera, perjudicando de manera significativa a los que llegan al final de su vida laboral con peores salarios y beneficiando a los que llegan con esplendidos salarios.
Casi al final de la rueda de prensa, y en un momento de benevolencia, el Sr. Pepe Álvarez ha propuesto que como mucho le parecería bien que el Gobierno diera a elegir un año de los últimos 25 establecidos en el actual periodo de cómputo a las personas que hayan cotizado más de 45 años. Esto lo ha dicho poco después de afirmar que pocas personas tienen vidas laborales que hayan durado más de 35 años y de que se trata de una especie a extinguir.
Yo no voy a decir lo que haría con ese año que generosamente da a elegir el Sr. Pepe Álvarez porque no voy a llegar a los 45 años cotizados, pero por el bien de las pensiones lo mejor que puede pasar es que las largas carreras de cotización sigan existiendo por muchas décadas porque sin ellas difícilmente se podrá afrontar el gasto que supone la existencia de un sistema de cálculo que prima a las carreras laborales ascendentes que él defiende que no tienen que molestarse en elegir sus mejores años porque indefectiblemente van a ser los últimos.
Por otro lado, recientemente el ministro Escrivá, en una entrevista en Al Rojo Vivo, explicó que existen "varios elementos" con los que "jugar" para enfrentarse a la realidad de que las carreras laborales no son tan lineales. Entre ellas, mencionó la ampliación del período de cómputo, la exclusión de los peores años o el ajuste del tratamiento de las lagunas.
Personalmente creo (y estoy seguro de que el resto del 30 % al que pertenezco estará de acuerdo) que en el caso de que no sea viable de que tod@s podamos escoger nuestros mejores 25 años cotizados para el calculo de la pensión, la mejor solución sería una combinación de las tres vías que propone el Sr. Escrivá, ya que las tres vías actuando al mismo tiempo no dejarían resquicio a ningún tipo de desigualdad y permitirían que tod@s l@s trabajadores y trabajadoras incluyeran sus mejores años cotizados, consiguiendo de esta manera unas pensiones más equitativas y a la vez reforzar la contributividad y sostenibilidad del sistema de pensiones.
Para terminar quiero decir que tal vez las “nuevas” realidades laborales no sean tan perfectas como desearían nuestros sindicatos, pero eso no hace que nos sintamos menos orgullos@s de ellas.
Un saludo a todos los pensionistas actuales y futuros, y gracias a 65YMÁS por ayudar a que todos estemos mejor informados en un asunto tan delicado como es la reforma de las pensiones.
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