Nos han pedido que insistiéramos en el tema de la celulitis y así lo hacemos. Quizá lo que más interese es conocer cómo se va produciendo. Una primera advertencia: aunque creamos que la celulitis aparece en esa edad incierta que llamamos cierta edad, los primeros rasgos empiezan en la edad prepuberal. Es cuando hay una redistribución de las grasas en el organismo femenino. De cien casos de celulitis, ochenta aparecen a esa edad. Y el resto, hacia los quince años, aunque a esa edad, no se aprecia. Porque esa celulitis no se hace visible hasta mucho tiempo después, justo cuando los músculos empiezan a perder consistencia y los tejidos fibrosos a perder elasticidad.
El primer efecto de la celulitis se observa en el tejido graso, el que esta bajo la piel. Ahí están las células que reciben la grasa: Los adipocitos. En las personas celulíticas, esos adipocitos pierden capacidad para expulsar la grasa, así que aumentan de tamaño. Al ensanchar, toda la zona adquiere mayor volumen. Y empieza una compresión de las pequeñas venas que hay en la zona, lo que dificulta la circulación.
Un segundo efecto se advierte en el tejido vascular. Por un lado, debido a la presión de esas células ensanchadas y por otro, a la degeneración de las paredes de los vasos, hay mayor dificultad circulatoria. Hay salida de líquido a los espacios que hay entre las células. Esa es una de las primeras razones de esa “piel de naranja”.
Debajo de la piel, esta nuestro tejido conjuntivo, que es el que sirve de sostén a las células grasas, los nervios, los vasos sanguíneos. Ese tejido está constituido como una red en donde se instalan esas células. Pues bien, la celulitis va transformando el cemento que une esas fibras, (los nudos de la red, en una palabra). Es lo que los especialistas llaman la polimerización. Ese tejido de sostén se va convirtiendo poco a poco en tejido fibroso. Entonces se forman tabiques, celdas, donde sin posibilidad de salida se va acumulando tejido graso.
En una nueva fase, en el centro de ese volumen se va formando una masa de líquidos gelatinosos. Eso que se llama sustancia geloide. Las células grasas van degenerando y aparecen esos nódulos pequeños, típicos de la afección.
Si a eso unimos la fibrosidad de la zona, comprobaremos el resultado final: se comprimen las células grasas, los pequeños vasos y los nervios y queda una masa endurecida, deformada y en muchas ocasiones dolorosa.
Además, las fibras musculares van perdiendo poco a poco su fuerza. Queda el músculo cada vez más fláccido. Las células grasas van apoderándose de él y empieza a mostrarse la celulitis.
Se deduce de todo esto que si se actúa directamente sobre los depósitos de grasa, y sobre todo, si se actúa a tiempo, podría evitarse la celulitis. Por un lado se puede actuar sobre los adipocitos, (células grasas), de manera que no se permita una acumulación; y por otro, se puede plantear una acción antiinflamatoria y antioxidante, para evitar las fases en que se va asentando la celulitis.