Francisco Olavarría Ramos
Francisco Olavarría Ramos es profesional de la comunicación, con experiencia de trabajo en entidades y empresas relacionadas con las personas mayores o personas con discapacidad.
… saber más sobre el autorViernes 14 de abril de 2023
1 minuto
El texto que te dispones a leer no lo ha escrito ningún robot, pero si está muy condicionado por lo que leo y escucho –y aprendo– y, por tanto, no podría decir que soy el escritor más original. Todo lo que hago, siento y digo tiene el mismo estilo y coherencia. Tal es así, que cuando me releo, me reconozco, y no sé hasta qué punto esa perfección, entre el fondo y la forma, la puede alcanzar el ChatGPT en cuestión. El futuro dirá, pero yo seguiré ejerciendo la comunicación social, porque me place y noto su impacto.
Cuando fui joven me importó escribir para ser reconocido y lo he trabajado mucho para dejarle paso a un propósito más noble. La calidad del aporte y su utilidad en la vida diaria de las personas, que me la expresan de manera directa y latente, vale la pena.
Todo lo que yo he aprendido quiero que sea patrimonio de aquel que sienta que le sirve o le resuena. Del trabajo actual relacionado con la neurología son muchos los aprendizajes. Por destacar uno, el que el Nobel de medicina, don Santiago Ramón y Cajal sintetizó en una frase: “Todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su propio cerebro”. Según lo cual, yo no quiero ser robot y, por ello, engraso la máquina que me dirige, con aprendizajes nuevos como el baile y herramientas de gestión que me retan. Por ejemplo.
Me gustaría que mi sello personal tuviese el marchamo de la vida de una persona envejeciente, que se rindió en cada instante para experimentar todo lo perfecto que estaba siendo, y así lo narró.
Del cerebro y su salud me encargo yo.