La vida laboral de la mujer tiene consecuencias de pobreza y dependencia

Si las mujeres se paran, el mundo no avanza

Las pensionistas, contra la discriminación por género y el edadismo

 

La Comisión Mujer de COESPE (@CoespeOficial) celebró el Encuentro Estatal de Mujeres Pensionistas en Madrid, a finales de febrero de 2024, donde desarrolló varias ponencias dentro de sus acciones para erradicar la brecha de género. 

Uno de los grupos de debate más relevantes, bajo el nombre de Clara Campoamor, estuvo compuesto por 14 mujeres, con Alba (procedente de Madrid) como portavoz.

La cuantía de las pensiones fue el eje fundamental con el que arrancó esta ponencia, poniendo sobre el tapete las cifras clave:

- Las pensiones máximas ascienden a 3.175,04 euros mensuales.

- El complemento brecha de género son 33, 20 euros mensuales.

- Pensiones mínimas: para las y los pensionistas de 65 años o mayores, se fijan en 11.552,8 euros anuales y en 14.446.20, en el caso de jubilación con cónyuge a cargo.

 - Pensiones no contributivas, de vejez e invalidez (SOVI) se han revalorizado el 6,9% en 2024, lo que supone alcanzar los 517,9 euros mensuales, equivalentes a 7.250,6  anuales.

- El complemento para la reducción de la brecha de género de las pensiones contributivas ha quedado fijado en 33,20 euros mensuales. Es el resultado de sumar un 5% adicional al porcentaje general de la revalorización del 3,8%.

- Viudedad. Con carácter general, la pensión asciende al 70% de la base reguladora. Sin embargo, este porcentaje se puede elevar si se tiene edad igual o superior a 65 años.

Invisibles laboral y socialmente

Las conclusiones de este grupo de trabajo han sido las siguientes:

- Las mujeres son invisibles laboralmente.

- Las mujeres no cuentan socialmente. 

- A numerosas mujeres se las considera que no producen porque no cotizan.

- Quedamos en el olvido, a pesar de que la suma del 73% de nosotras trabajamos 130 millones de horas al día.

- Existen numerosas mujeres a las que no se tiene en cuenta en el complemento de brecha de género, por no haber tenido hij@s, pero cuya aportación a los cuidados es el equilibrio que marca la base del pasado y el futuro.

Es una realidad que las estadísticas continúan demostrando que las mujeres seguimos teniendo salarios inferiores al de los hombres. Además, padecemos una desigualdad estructural, cuyas causas laborales están fuertemente marcadas por estereotipos y roles de género muy arraigados social y tradicionalmente.

Los trabajos feminizados, como los domésticos o los cuidados, son esenciales para la sociedad, pero siempre han estado invisibilizados y precarizados.

Es evidente que la vida laboral de las mujeres tiene consecuencias de pobreza y dependencia, que limitan la libertad y el derecho a decidir cómo queremos vivir.

Es necesario avanzar en políticas que permitan la erradicación de la brecha salarial y faciliten planes de igualdad y cuidados dentro de marco nacional.