Listeria: Entre el 1 y 5% de la población porta la bacteria y no lo sabe
Domingo 25 de agosto de 2019
ACTUALIZADO : Jueves 3 de febrero de 2022 a las 18:36 H
4 minutos
Domingo 25 de agosto de 2019
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La Listeria monocytogenes es una bacteria en forma de bastón que forma parte de las toxiinfecciones alimentarias colectivas, es decir que se pueden propagar rápidamente. Se trata de un microorganismo muy resistente que es capaz de sobrevivir a temperaturas muy bajas sin morirse, hasta 4°C (le temperatura media de una nevera) y que se suele reproducir más fácilmente en un entorno cálido, entre 20 y 38°C.
Así, los casos de contaminación se suelen dar cuando es consumida en altas dosis (a través de alimentos o agua portadores de la bacteria) y sus síntomas se pueden revelar hasta 90 días después del primer contacto.
¿Qué pasa si uno se ha infectado?
Se trata de un "patógeno oportunista", es decir, que se aprovecha de la debilidad del sistema inmunitario para propagarse por el cuerpo. Por ello, en el caso de una persona que tenga entre 12 y 65 años, y que goce de buena salud, se elimina sin apenas síntomas o con algún mal funcionamiento digestivo de carácter leve (dolor de barriga, diarrea, vómitos, fiebre).
Sin embargo, en el caso de las personas mayores, inmunodeficientes o mujeres embarazadas, esta enfermedad puede ser peligrosa. En concreto, para los que tienen un sistema inmunológico débil (incluidas las personas de edad avanzada), la tasa de mortalidad por listeriosis es elevada (20-30% de los casos). Y es que la infección puede engendrar sepsis, meningitis o infecciones neo-natales y/o abortos en mujeres embarazadas, llegando a afectar al sistema nervioso o a la placenta.
El peligro: que la bacteria pase a la sangre
Esto se debe a que, en el caso de personas inmunodeficientes, los glóbulos blancos no bastan para frenar el ataque de la bacteria y ésta logra atravesar la barrera digestiva, propagándose de célula en célula y llegando a la sangre. En estos supuestos, la infección podría llegar al bazo o al hígado, multiplicarse las bacterias y derivar en una sepsis.
Por otra parte, si el paciente sigue infectado por la bacteria y no se le trata correctamente, ésta podría atacar a las meninges o a la placenta, provocando meningitis o abortos.
Una bacteria común
La exposición a la Listeria monocytogenes es bastante frecuente. Se estima que entre el 1 y el 5% de la población occidental la porta en el intestino, aunque no desarrolle síntomas. Por ello, las autoridades suelen tomar medidas para prevenir posibles infecciones por esta bacteria que se puede encontrar en el agua (a través de la cual se pueden contaminar también los vegetales crudos), en los productos lácteos y en la carne. Por ejemplo, uno de los controles más comunes son los test en las redes de suministro de agua.
Por otro lado, existe también el riesgo de contaminación cruzada. Ésta se produce cuando alimentos cocinados o que se suelen consumir crudos (vegetales y legumbres, por ejemplo) entran en contacto con un utensilio o una superficie que ha estado en contacto con alimentos crudos que presentan más riesgo de contaminación, como la carne.
Es por ello que las Autoridades Sanitarias recomiendan separar ambos siempre por precaución y dan una serie de consejos: utilizar una tabla para cada tipo de alimentos, lavarse las manos con regularidad o cortar con distintos cuchillos ambos.
Asimismo, también se pueden tomar otras medidas como mantener productos lácteos en lugares frescos o cocinar la carne muy hecha para eliminar la posible bacteria.
Y, para las personas que tengan que tratar esta infección, se recomienda tomar los antibióticos prescritos por un médico de la manera correcta, respetando los horarios de cada toma (aunque se sienta mejor el paciente), ya que no hacerlo podría favorecer resistencias al mismo.
Hélène Riveiro es bacterióloga e investigadora de la Universidad de la Sorbona de París, especializada en los mecanismos moleculares de la bacterias y sus repercusiones médicas.