Bartolomé Freire
Opinión

Con la jubilación, ¿ganamos o perdemos?

Bartolomé Freire

Jueves 13 de junio de 2024

3 minutos

Con la jubilación, ¿ganamos o perdemos?

Jueves 13 de junio de 2024

3 minutos

Existe un debate muy vivo acerca del impacto psicológico del paso a la jubilación. Algunos apuntan a la pérdida de estímulos para mantenerse activos, al mayor aislamiento social y al descenso de los ingresos. Otros, por el contrario, señalan la capacidad que se adquiere para actuar más libremente, el disponer de tiempo para satisfacer intereses o preferencias personales y la oportunidad de adquirir nuevos conocimientos o desarrollar habilidades postergadas. La realidad es que, como en cualquier transición o cambio de etapa, la jubilación puede estimular o coartar el nivel de desafío con la vida de unas personas y poner en evidencia talentos o vulnerabilidades ocultas.

Empezaré por mencionar que cuando nos jubilamos nos apropiamos de una manera diferente de estar en el mundo en la que la responsabilidad de nuestros actos pasa a ser exclusivamente nuestra. A partir de la jubilación el centro de nuestras decisiones se traslada del exterior al interior. Tanto el reloj, como las obligaciones diarias dejan de ser referencias imprescindibles. Podemos ser más nosotros mismos, iniciando una etapa en la que tenemos la opción de centrarnos en lo que nos importa y hacer lo que queremos, cuando y cómo lo queremos. Podemos recuperar aspectos valiosos y vitales que dejamos de lado y, con determinación, poner en marcha proyectos que conecten con deseos y aspiraciones que den sentido a la nueva etapa.

La posibilidad de cambiar y crecer en la jubilación está potenciada por varios hechos, relativamente recientes, en nuestro mundo privilegiado: ser una etapa prolongada y con una salud aceptable en la que se actúa desde una perspectiva experimentada de la vida y disponer de múltiples oportunidades de aprendizaje y ocio. A ello se añade que con la edad se adquiere mayor conciencia del final de la vida, lo que hace que el tiempo sea aún más precioso y su aprovechamiento más perentorio.

El poder transformador de la jubilación

De todos los cambios que se suceden a lo largo de la vida hay pocos que la transformen tanto como la jubilación. El impacto emocional de jubilarse dependerá de la vía de acceso y del significado personal atribuido al trabajo. Pero siempre es un final de ciclo, una experiencia de separación y pérdida que exige un reajuste de la mente para separarse de lo conocido y adaptarse a una realidad que ha sido alterada de manera irreversible. El rol laboral estimula nuestros recursos, satisface necesidades importantes y nos inserta en la sociedad. No podemos olvidar que vivimos en una cultura en la que el valor personal está ligado a ser un sujeto productivo y al jubilarnos ingresamos en un estatus ambiguo, desde el punto de vista social.

Con el trabajo también perdemos una parte importante de nuestra identidad personal, un sentimiento de pertenencia y la oportunidad de participar en el logro de metas compartidas.  Nos desprendemos de una estructura de vida y de la seguridad económica. La pensión supone una merma de ingresos que suele ser más drástica para las mujeres. Exige reajustar los gastos y, a veces, renunciar a pequeñas satisfacciones que alegraron la vida en el pasado. Son frecuentes las preocupaciones por la evolución de la economía respecto al incremento del coste de la vida y la necesidad futura de contratar cuidados externos. 

Cada reto trae consigo una oportunidad

Todos estos cambios generan estrés, inseguridad y temores, pero también nuevas expectativas y aspiraciones ante las oportunidades de vida que se abren. En ese contexto, las estrategias adaptativas pueden potenciarse, promoviendo nuevas iniciativas o involucionar y ser sustituidas por otras más rígidas o improductivas. La inercia, el fatalismo o el repliegue sobre uno mismo están entre las consecuencias más negativas.

En definitiva, se pierde y se puede ganar con la jubilación, lo importante es como andamos el camino que tenemos por delante. Cada reto trae consigo una oportunidad de cambiar y completarse. Pero hay que tener en cuenta que una jubilación satisfactoria no ocurre de manera espontánea; requiere un compromiso personal que exige reflexión y constancia. Y para que sea creativa la persona jubilada habrá de superar ciertas dudas y resistencias y atreverse a salir de los campos más trillados. En su nuevo estado, sus sentimientos de valor personal y su autoestima dependerán de que cumpla con los objetivos que se ha marcado.

Sobre el autor:

Bartolomé Freire

Bartolomé Freire

Bartolomé Freire es Doctor en Psiquiatría, especialista en Psicoterapia y autor del libro La Jubilación, una nueva oportunidad (LIDeditorial).

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