No entraré en una valoración tan simplona, como día a día nos proponen algunos juntaletras metidos a analistas políticos o periodistas de la actualidad política, sobre quién ha ganado el debate electoral previo a los comicios del 23 de julio de 2023, sinceramente desconozco, y poco me importan, las técnicas del marketing político o los análisis de la gestualidad, el color de la corbata y su significado hacia el electorado o la oratoria, elementos todos ellos que poco o nada tienen que ver con la toma de decisiones políticas, con la propuesta de país que nos plantean los diferentes líderes políticos y que realmente es lo que nos debe preocupar a los ciudadanos.
Al margen de estas curiosidades sobre quién ha ganado o las técnicas de marketing utilizadas, sí considero que durante el debate sobrevolaba sobre el plató de grabación la necesidad de derrotar en estos comicios a la derecha, durante el debate al margen de frases más o menos ingeniosas, de las descalificaciones o de los constantes cortes del turno de palabra, quedaba claro que se enfrentaban dos formas diferentes de entender el mundo, dos formas distintas de diseñar propuestas programáticas, de encontrar soluciones, una, aquella que nace del ejercicio de la acción de gobierno progresista, con un claro sesgo social, una opción que ha sido capaz de crear empleo, más empleo que con ningún gobierno anterior, de incrementar el salario mínimo interprofesional hasta cotas desconocidas en nuestro país, un ejecutivo que ha sido capaz de rebajar el porcentaje de pobreza y desigualdad en términos generales y que ha sacado adelante la reforma del sistema de pensiones públicas más progresista de nuestra historia, pactado, que no impuesto, (como siempre ha hecho la derecha, el PP), entre todas las fuerzas progresistas y los agentes sociales.
En definitiva, la clase trabajadora, debe ser consciente del esfuerzo realizado durante, seguramente, la etapa más difícil que un gobierno pueda encontrarse, la pandemia y con ella la paralización de todo nuestro sistema productivo y a continuación el conflicto bélico entre Ucrania y Rusia, con subidas nunca vistas del petróleo o el gas y su injerencia en la subida de precios, ahondando en el incremento de la inflación y la ralentización general de las economías mundiales, a pesar de estas circunstancias el ejecutivo progresista ha sido capaz de no mirar hacia otro lado y mantenerse firme en el desarrollo de políticas sociales, de intentar que efectivamente nadie se quede atrás…
Esto es lo que nos jugamos en las próximas elecciones, profundizar en las políticas sociales, continuar creciendo en empleo, defender la nueva reforma de las pensiones públicas, recortar la brecha de género y acabar definitivamente con la violencia hacia las mujeres, desarrollar propuestas que cuiden nuestro planeta cada día más agredido, no descuidar la España vaciada y consolidar nuestra democracia vertebrándola en torno a la estructura autonómica que hemos elegido como organización de nuestro estado de derecho.
Por el otro lado, la derecha extrema y la extrema derecha, el PP y su socio neofranquista VOX, quieren destruir todo lo construido en estos años de alianza entre los partidos progresista del parlamento, quieren acabar con todas nuestras ilusiones, devolvernos a un país en blanco y negro, volver a los peores años de las políticas neoliberales, el “austericidio” y los recortes, aquellos que nos llevaron a la pobreza en general y a los jubilados y pensionistas en particular, a los recortes en libertades, en empleo, en sanidad, en educación, a la desaparición de nuestro sistema público de pensiones o una reforma laboral propia de siglos pasados que solo miraba hacia los derechos de un lado, el de los empresarios.
Pero la derecha es negacionista, niega la violencia de género y niega el protagonismo a que las mujeres sean iguales en derechos que los hombres, niegan la degradación de nuestro planeta, el cambio climático no existe para ellos y por tanto no son necesarias políticas de huella de carbono cero, de sostenibilidad. Niegan nuestra organización como país, queriendo acabar con nuestra estructura autonómica, niegan el reparto justo de la carga fiscal y niegan la necesidad de una redistribución de la riqueza más equitativa. Niegan la libertad de todo aquel que piense de una forma diferente, niegan la inclusividad de quienes provengan de un país diferente, de quienes tengan un color diferente, de quienes tengan una sexualidad diferente, de quienes tengan una religión diferente… O de quienes estén enterrados en una cuneta, en una fosa común, asesinados por haber pensado de forma diferente.
Contra la negación, contra la vuelta a los recortes, contra toda política que nos desprenda de los derechos y libertades conquistados, porque debemos defender nuestro sistema público de pensiones, nuestras políticas sociales, nuestra libertad, en definitiva, porque debemos de defender nuestro Estado de Bienestar, y porque otro mundo es posible y necesario. Votar progreso.