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Las cosas no son como las vemos
Francisco Olavarría RamosJueves 21 de mayo de 2020
2 minutos
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Jueves 21 de mayo de 2020
2 minutos
El encuentro con un para qué, que de sentido a nuestra vida ha sido objeto de tesis doctorales y motivo principal de cientos de libros, pero con este artículo me gustaría aportar algo diferente, el envejecimiento respetuoso como el mayor propósito vital.
Aunque se ha considerado a la vejez como la recta final de la vida, a la que llegamos con poca energía y recursos, he podido comprobar, tanto en mi experiencia personal como profesional, que ésto también, es una visión reduccionista de un momento con luces y sombras, y de altos y bajos.
Si en este momento, ejercitas la memoria y repasas tu vida, coincidirás conmigo de que con el paso del tiempo no sólo hemos neutralizado los fracasos sino que éstos, nos han hecho mucho bien. Por ello, me gustaría recuperar y poner en valor las vidas largas, ejemplos de resiliencia, que siendo anónimas merecerían ser protagonistas de libros de superación, autoayuda o desarrollo personal para las generaciones que desorientadas, buscan fuera lo que está dentro y sobre todo, cerca.
La resiliencia no sólo es una capacidad de los seres humanos sino una conquista de aquellos, naturalmente o con esfuerzo, que han entendido que la borrasca nunca es permanente, por mucho que haya nublado nuestro horizonte.
Para ello, y para aprender a adaptarse bien a la adversidad y la tragedia, porque sin duda aparecerán cuando menos te lo esperes, deberás entender que ésto no es asumir la derrota, sino entender que la aceptación será la clave para un digno afrontamiento del envejecimiento como proceso neutro.
Y volviendo al principio, de todos los envejecimientos que la literatura ha dedicado su atención, como el saludable, el activo o el exitoso podíamos poner la mirada en aquel que me he atrevido a llamar: el envejecimiento respetuoso. Haciendo hincapié en el respeto que uno debe tenerse, ganarse y el respeto que debemos reclamar, por que sin estas consideraciones básicas vamos a estar muy fregados, como dirían mis queridas amistades de México.
Las cosas no son como las vemos, sino como somos nosotros y esto también es aplicable a como interpretamos el envejecimiento y vivimos la vejez.
¿Tendremos unas gafas con la graduación correcta? Si no es así, tiene solución. Acude a tu optica de confianza o déjate asesorar por aquellos que hoy tienen la edad de tus padres o abuelos y que superaron adversidades similares, a las que hoy te enfrentas o mañana se te presentarán.
Francisco Olavarría Ramos, licenciado en comunicación y activista en favor de los derechos de personas mayores y personas con discapacidad