Cuaderno de a bordo día 22: Llegada a Funchal, Madeira
Ángel Bernaldo de QuirósViernes 18 de agosto de 2023
7 minutos
Viernes 18 de agosto de 2023
7 minutos
Cuaderno de Bitácora
Martes 14 de agosto de 2023
Llegada a Funchal (Madeira)
La sensación de mirar a la popa de Alicia y los dos chorros de agua disparados saliendo de cada patín no deja de sorprenderme, cuando no hay olas o hay espacios entre ellas Alicia silba con su mástil al penetrar en el viento, es tan delicada navegando con mar plana que parece que estoy parado y tengo que volver a mirar a popa para darme cuenta que estoy a 8 nudos surcando el mar.
La predicción se ha cumplido y el viento ha bajado a 19-20 nudos y con 3 rizos ando a 5-6 nudos. Pero sé que Alicia quiere más… cualquiera se conformaría con esa velocidad de crucero, pero yo no.
Hago la maniobra de largar un rizo tan rápido. Que ni yo me lo creo. En cuanto vuelvo a rumbo, Alicia esta en 7 -8 nudos sin despeinarse y sin sufrir…
La predicción también hablaba de mar casi plano de 0,5 metros de ola y así es.
Ya está atardeciendo, ponerse al timón, guiar a Alicia hacia la puesta de sol no se puede explicar… Hay que vivirlo.
He pasado de un mar cruzado que me duchaba constantemente a un mar casi apacible con escasos rociones… en el transcurso de unas horas. Flipante, alucinante, grande… se me acaban los adjetivos.
Ya distingo a lo lejos tierra, son esas 2 islas que hay antes de llegar a Funchal. 20 millas a las islas y otras 30 a mi destino.
Son las 00:00 horas y he recorrido 179 millas náuticas en 24 horas.
La última vez que estuve en Madeira llegué de día y recuerdo esa ciudad cortada por un gran barranco de vegetación exuberante y la niebla en las cumbres, me recordaba a esa película de King Kong en la que la chica está frente a una montaña y de entre la bruma aparece el mono para llevársela. Yo no hacía más que mirar a la niebla esperando que Kong apareciera…
Esta llegada de noche tampoco desmerece en absoluto.
La bahía de Funchal con la ciudad que nace desde el puerto en todas direcciones y siempre hacia arriba creando un anfiteatro donde los asientos son lucecitas mirando él espectáculo que no puede ser otro que el océano. Azul, oscuro, profundo e infinito…
Voy a llegar a vela hasta la misma bocana del puerto: gasto de gasolina prácticamente ‘0’.
Llamo a marina de Funchal. Me responden y me dicen que no hay amarre disponible que me avisaran cuando esté disponible. Que puedo fondear en la playa que está antes de llegar a puerto. Las 3:00 y a fondear... pues al tema.
La playa es un acantilado en el que en lo alto están las casa con sus lucecitas.
Pero abajo solo oigo el romper de las olas contra las rocas, porque yo playa no veo ninguna.
Estamos en marea alta así que me acerco al acantilado para fondear. 50 metros de profundidad, ¡joder! solo tengo 40 metros de cadena…. Y ya me parece que estoy cerca de la pared.
Me acerco un poco más y veo las rocas de la orilla. 17 metros de profundidad, no arriesgó más. Largo el ancla y toda la cadena que tengo…
Sopla muy suave de tierra y en cuanto el ancla toca fondo el barco se queda quieto.
Continuará…