Hace unos días, en una reunión habitual, de las numerosas que se convocan a las asociaciones de mayores para debatir los problemas de los mayores –como siempre, las pensiones, edadismo, residencias, y salud– se comentó, de pasada, que ciertas actividades programadas para sus socios mayores se han visto obligadas a anularlas por las bajas inscripciones a las mismas.
Todas las asociaciones de mayores solemos presumir del número que tenemos de asociados. Unos dicen que son 800.000 mayores, otros que representan a cerca de 6.000.000 de mayores en todo el país... En CEATE decimos que pasan anualmente por nuestras Aulas/Centros Culturales Senior unos 40.000 mayores. Son mentiras piadosas. Las decimos para engañarnos a nosotros mismos, para darnos notoriedad ante las diferentes instituciones públicas. Es decir, las asociaciones de mayores somos importantes. Así es la vida; el número es importante, y los datos de nuestros asociados, todavía mucho más.
Por estos números me ha llamado la atención que ciertas actividades, cursos, seminarios y diversos eventos programados se anulen. Algo está sucediendo, y me pregunto ¿dónde están nuestros mayores? ¿las actividades de siempre ya no interesan? ¿no llegamos a los nuevos mayores? ¿conocemos verdaderamente lo que interesa a los mayores? ¿han desertado los mayores de sus asociaciones? Trabajo tenemos los responsables de nuestras organizaciones.
Por otro lado, numerosos mayores realizan actividades en grupo al margen de las asociaciones, fundamentalmente las mujeres. Grupos de mayores visitan museos, van al teatro y de viaje, quedan para comer y hacer rutas de senderismo, yoga y natación, van a bailar y a cantar en coros, etc. Un mundo de actividades, sin control de nadie, y de ninguna asociación.
Nuestros mayores están a su aire, no sujetos a cuotas mensuales o anuales, ni de compromisos asociativos. Viven y hacen las actividades cuando quieren. Así lo hacen varias amigas mías.
De esta falta de compromiso surge la dificultad de renovar las juntas directivas de las asociaciones, perpetuándose en el cargo muchas personas que llevan más de 20 años en ellos. Están en todos los sitios, se encuentran en todas las convocatorias, son incombustibles. Llevan a gala el envejecimiento activo hasta su fallecimiento.
¿Nos ponemos las pilas, para saber lo qué está pasando con nuestros mayores?