Viernes 8 de mayo de 2020
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Poco a poco se va aliviando el confinamiento. Una maraña de prohibiciones, limitaciones, permisos etc. lo delimitan. ¡Qué envidia aquellos países como algunos nórdicos o asiáticos que solo recomiendan! Por fin, los mayores hemos salido a la calle, cuando hace dos semanas lo teníamos en el aire. Las dos organizaciones más importantes que nos agrupan en nuestro país: CEOMA y UDP habían dicho muy claro que no aceptarían la prolongación del confinamiento con la que se nos había amenazado. Gracias a esta oposición (“Los mayores deben de ser los primeros en salir de casa”, dijo Juan Manuel Martínez, geriatra y Presidente de CEOMA) y a que había iniciativas de recogida de firmas, el ministerio tuvo que permitirlo.
La prohibición de salir era un absurdo. Precisamente a un gran porcentaje de personas de edad se les prescribe pasear. A algunos, porque les está indicado para su enfermedad crónica. A los más, para prevenir de una forma eficaz y barata las enfermedades. De hecho, muchos se confinan voluntariamente en casa y hay que “obligarles” a salir.
Seguramente las más preocupadas con todo lo relacionado con esta pandemia son las personas mayores, que saben que son grupo de alto riesgo, cada vez mayor según avanza la edad. Como lo conocen muy bien y lo tienen plenamente asumido no hay problema de que se comporten irresponsablemente. Cumplirán con todas las normas preventivas e higiénicas
Sabemos de reuniones de mayores y pacientes en la primera semana de marzo en la que los asistentes a las mismas no se daban la mano y se colocaban en la mesa de juntas guardando los espacios. También hemos asistido a la cancelación de reuniones el viernes 6 de marzo, por si las moscas, porque, aunque no se tenía información privilegiada, como era el caso de las administraciones públicas, éramos conscientes de que algo grave se venía encima y que éramos grupo de alto riesgo.
Si después de lo ocurrido con la limitación de entrada en muchas UCIs por el mero hecho de tener una determinada edad, se limitara indiscriminadamente el movimiento de las personas de edad, sería insistir en otra flagrante manifestación de edadismo o gerontofobia, por ser pura discriminación anticonstitucional.
En cuanto al debate que se ha producido sobre el plan de atenuación del confinamiento no vamos a entrar pues los argumentos de cada parte han sido ya muy discutidos. Curiosamente no hemos oído nada sobre si las personas con anticuerpos por haber pasado la infección y especialmente las que oficialmente han sido curadas de la infección (aunque afecte relativamente menos a las personas mayores) tienen que seguir teniendo limitaciones de movimientos.
Asimismo, nos ha sorprendido que se establezca una especie de toque de queda entre las 23 horas de la noche y las 6 horas de la madrugada, en las que no se permite ni siquiera pasear, o hacer ejercicio, cuando no hay riesgo de aglomeraciones. Lo natural habría sido establecer la actividad física al aire libre de las personas mayores de 14 años y menores de 69, entre las 20 horas de la tarde y las 10 de la mañana.
Por último, nos parece inconcebible que, todavía en MAYO no estén resueltos plenamente temas importantísimos como los test de diagnóstico de calidad. La organización que agrupa 95% de las empresas de Diagnóstico In Vitro, FENIN, declara que las empresas del sector tienen la capacidad de fabricar y comercializar más de tres millones de test al mes y que ¡no se está utilizando al máximo esta capacidad de producción española! Estos productos sanitarios se adquieren del extranjero (mientras que nuestras empresas los están exportando), a través de terceros comisionistas sin experiencia en el sector, de proveedores sospechosos, a precios desproporcionados, sin ninguna transparencia, que tienen que ser devueltos muchos por falta de calidad. Y estas son prácticas no perseguidas en temas en los que nos va la vida…
Eduardo Rodríguez Rovira es Presidente de Honor de CEOMA y de Fundación Edad&Vida.