Protección de datos vs. personas mayores
Elisa Nuez PatiñoViernes 9 de agosto de 2019
ACTUALIZADO : Viernes 9 de agosto de 2019 a las 9:32 H
2 minutos
Viernes 9 de agosto de 2019
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Con la entrada en vigor de la nueva Ley de Protección de Datos, la Comunidad Europea quiso arreglar desagradables situaciones que se estaban dando, de forma muy habitual, en distintas áreas, teniendo como protagonistas a los ciudadanos.
En España tenemos un dicho popular que podemos aplicar en este tema: "Somos más papistas que el papa". Y con la famosa Ley de Protección de Datos ha quedado reflejada nuestra forma de ser, ya que al gobierno de turno le pareció poco lo que nos llegó desde Europa y decidió, hace unos meses, endurecerla todavía más, lo que ha llevado a estar en una permisividad total, a no podernos mover sin tener el permiso explícito y firmado de los protagonistas.
Entre esos “protagonistas” están nuestros padres ancianos y no puedo por más que escribir unas líneas para comentar lo sucedido a mi amiga Pilar en este fin de semana y a la vista del relato, cada uno tendrá su opinión.
Pilar tiene a su madre en una residencia en Alicante y el resto de la familia vive en Madrid. Su madre es dependiente total, con deterioro cognitivo y este fin de semana tuvo que ser ingresada en el Hospital de San Juan de Alicante por una infección. Hasta aquí todo normal. Lo malo está, en que “debido a la protección de datos”, el hospital se negó a dar información por teléfono a la familia sobre el estado de salud y diagnóstico de esta persona, aún sabiendo los cientos de kilómetros que los separaban. Es más, acogiéndose a la misma ley, tampoco los médicos se quisieron poner al teléfono para hablar con Pilar. La residencia, igual que los familiares, se encontró con el mismo problema: "O vienes aquí, o no hay información".
Este trato es inhumano porque no se tienen en cuenta situaciones muy especiales familiares con las que nos toca sufrir en un momento dado. Durante tres días, mi amiga estuvo sin información de su madre, y finalmente, cuando ya estaba casi viajando, pudo contratar los servicios de una cuidadora que hizo de puente entre los médicos y Pilar.
Todo esto da mucho que pensar, primero, porque con tanta Ley nuestros datos siguen estando en manos de quien no sabemos. Los banco, ayuntamientos, etc., los venden al mejor postor como pueden ser compañías de seguros, telemárketing y no digamos los distintos operadores telefónicos. ¿Qué no es así? La realidad lo demuestra entre todas las llamadas que seguimos recibiendo de empresas con las que no tenemos, ni hemos tenido ningún contacto nunca.
Señores legisladores, protegernos es un cometido de ustedes, pero en ciertos casos, como el aquí contado, más bien nos están fastidiando. Nuestros ancianos merecen unas leyes que no los aíslen de sus familias y si por razones y circunstancia de la vida de cada uno, existiera una distancia entre padres e hijos, den facilidades y no angustias.
Elisa Nuez PAtiño es Vicepresidenta 1ª de CAUMAS