Ampliar el periodo de cómputo implica una pensión menor
Emilio J. GonzálezFoto: BIGSTOCK
Lunes 15 de noviembre de 2021
3 minutos
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Lunes 15 de noviembre de 2021
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Desde hace años, la Comisión Europea viene advirtiendo a España de la necesidad de contener el crecimiento del gasto en pensiones mediante reformas estructurales, especialmente de cara a la sostenibilidad del sistema ahora que empieza a jubilarse la generación del baby-boom. Desde el primer momento en que se planteó en la Unión Europea la creación de los fondos Next Generation para la modernización se quiso condicionar su percepción al cumplimiento de una serie de condiciones por parte de los países, específicas para cada uno de ellos en función de su situación macroeconómica.
En el caso español, a la Unión Europea le preocupa la combinación de fuerte déficit presupuestario, niveles muy elevados de deuda pública y serios problemas de sostenibilidad financiera de la Seguridad Social. Por tanto, aprovechan las condiciones para percibir los fondos Next Generation para obligar a España a hacer cosas que hasta ahora se ha resistido a llevar a cabo, como la ampliación del periodo de computo de la pensión o la profundización en la flexibilización del mercado de trabajo.
Medida positiva para el sistema
La ampliación del periodo de cómputo de la pensión será buena para el sistema. En los primeros años de vida laboral, la mayor parte de los trabajadores gana menor salario porque son becarios, porque no han ascendido en su trabajo o no se han cambiado a otro mejor remunerado, porque no acumulan pluses de antigüedad en su nómina y porque sus sueldos todavía no han crecido mucho por encima de la inflación. Por lo tanto, sus bases de cotización y las cotizaciones sociales que generan son más bajas que en la segunda mitad de su vida laboral (si las cosas funcionan con normalidad y la persona no pierde su empleo con más de 45-50 años de edad).
Si esas cotizaciones menores se incluyen en el cómputo de la pensión, entonces la prestación resultante es más baja que la que se obtendría sin tener en cuenta esos años. Dicho de otra forma: la pensión que se recibirá será de menos cuantía. Esto es bueno para el sistema, porque la contención del gasto en pensiones pasa por tres elementos: la ampliación del periodo de cómputo a toda la vida laboral, la no indexación de la prestación con la inflación y el retraso en la edad de jubilación.
Elegir los años cotizados diluye el efecto positivo
Ese efecto positivo para el sistema se diluye si se permite al trabajador elegir los años a tener en cuenta, porque siempre escogerá aquellos de mayor cotización. Así conseguiría una pensión más alta. Ahora bien, esto es positivo para una persona que pierde su empleo con más de 45 años de edad porque suele tener difícil encontrar otro trabajo. Si lo logra, suele ser, en muchos casos, con sueldos menores a los que venía percibiendo y, por tanto, con cotizaciones más bajas que afectarán a su pensión. Si tiene que convertirse en autónomo, lo normal en muchos casos es cotizar por la base mínima, al menos hasta que los ingresos por la actividad desarrollada permitan subir la base de cotización. En este caso, el poder elegir los años de cómputo puede ser positivo para la persona.
Otra posible implicación de elevar el periodo de cómputo recaería sobre la jubilación anticipada. En el caso de que ésta dependa de la voluntad del trabajador, podría reducirse puesto que la ampliación del periodo implica una pensión menor, a lo que se sumaría la penalización por jubilación anticipada. Pero, en muchos casos, el adelanto del momento de retiro no es tanto un deseo del trabajador como una necesidad de la persona de cierta edad, ante la imposibilidad de encontrar un nuevo empleo si se ha quedado en paro o se ha visto afectado por un plan de prejubilaciones.