Enrique J. Salván
Opinión

Salvémonos de Salvini

Enrique J. Salván

Lunes 26 de agosto de 2019

ACTUALIZADO : Lunes 26 de agosto de 2019 a las 10:45 H

3 minutos

Salvémonos de Salvini

Lunes 26 de agosto de 2019

3 minutos

Quien considere que los problemas migratorios se solucionan con facilidad, o con sencillas recetas demagógicas, no conoce la condición humana ni las complicadas relaciones entre la política y la economía. Viene esta reflexión al hilo del asunto del “Open Arms”, el enésimo enredo entre las confusas políticas de emigración de la Unión Europea y los migrantes del Sur que ven en el cruce del Mediterráneo la única salida para su futuro.

Desde hace tiempo considero que existen dos formas de ver el problema migratorio. Uno el altruista o de la solidaridad. Es una visión muy sencilla: contemplar al otro con los mismos derechos que uno; y en caso de dificultad -y la inmensa mayoría de los habitantes africanos viven con problemas de pobreza, desigualdad, guerras o hambrunas- desde Europa, socorrerles. Ayudarles.

El otro enfoque es el económico, o si se quiere, el economicista. Europa es un continente pequeño pero extremadamente desarrollado, con tasas de natalidad que apenas llegan al 1,5%, y que necesitará -especialmente en sus fases de crecimiento- mano de obra amplia y barata. También cualificada. Y África es un inmenso continente, con crecimiento de población varias veces superior al europeo, eufemísticamente hablando con zonas en vía de desarrollo, y amplias potencialidades si se realizan políticas de desarrollo, en contra de las escandalosas desigualdades.

¿Está en juego el futuro de las pensiones?

También por estas razones -las economicistas- es ventajoso apoyar la inmigración -es verdad, mejor reglada y planificada, que sin control. Pero la Seguridad Social, el futuro de las pensiones, el crecimiento económico se beneficia de la incorporación de mano de obra que viene de fuera de nuestras fronteras. Así ocurrió al principio del presente siglo, en España, antes de la gran recesión de 2008.

Y mientras nuestros políticos -los europeos pero también los españoles- se echan la culpa los unos a otros sobre la gestión migratoria, para luego -o antes- lavarse las manos. El italiano Salvini ha ido más allá: sus manos están enlozadas, embarradas, provocando la caída del Gobierno italiano. Un gobierno italiano que estaba formado por la Liga Norte (partido que tiene por bandera la lucha contra la migración ilegal y corte xenófobo) y el movimiento Cinco Estrellas (izquierda radical). El equivalente en España, salvando las distancias, sería la coalición entre Vox y Podemos. ¿Hay algún disparate mayor? Ahora los italianos -los partidos políticos italianos- han reconocido, después de la vergüenza de la gestión del “Open Arms”,  que pueden existir otras fórmulas entre partidos más afines. 

Y mientras en España seguimos a vueltas con la conformación de un gobierno. ¿De coalición?,¿de cooperación?, ¿apoyo de legislatura?, ¿apoyo únicamente a la investidura? Por favor, es necesario que los partidos, y sus líderes, sepan darse un margen de confianza, y huyan de los “salvinis” de turno. A la derecha o a la izquierda. ¿Será demasiado pedir o es una petición extravagante producto de la canícula veraniega? Cuando las barbas de tu vecino veas mojar, pon las tuyas a remojar.


Enrique J. Salván es periodista especialista en Economía y Comunicación de Crisis, con experiencia de más de 40 años en medios y departamentos de comunicación

Sobre el autor:

Enrique J. Salván

Enrique J. Salván

Enrique J. Salván es periodista especialista en Economía y Comunicación de Crisis, con experiencia de más de 40 años en medios y departamentos de comunicación.

… saber más sobre el autor