María Jesús Bárcenas
Opinión

Escaras en el alma: la mujer que siempre cuida

María Jesús Bárcenas

Sábado 22 de marzo de 2025

5 minutos

Las mujeres de la 'generación sándwich' denuncian: "Estamos atrapadas en los cuidados"

Sábado 22 de marzo de 2025

5 minutos

"Mueve el mundo con su andar, con su risa, con su afán. Mueve el mundo con sus ganas, con su fuerza, con su paz". (Presuntos Implicados – La mujer que mueve el mundo)

I. Introducción: Nosotras, las que siempre cuidamos

Todos y todas nacemos con un tiempo. Un tiempo finito, impreciso, misterioso. Un tiempo propio. Sin embargo, las mujeres, desde el primer aliento, recibimos un tiempo hipotecado. Sin contrato ni negociación previa, se nos asigna una deuda vital en forma de responsabilidad de cuidados.

Desde niñas, aprendemos a ayudar en casa, a sostener a quienes nos rodean. Luego nos convertimos en madres y volvemos a anteponer el bienestar de otros al nuestro. Y cuando nuestros padres envejecen, ahí estamos otra vez. Y quizá también cuidemos a nuestros suegros, a una tía sin hijos o a ese vecino que nos necesita. 

Todos necesitamos cuidados, tanto hombres como mujeres, en nuestra infancia, en nuestra vejez… ¿Por qué entonces la carga invisible recae mayoritariamente sobre las mujeres, como si de una herencia genética se tratara? Sin darnos cuenta, nos descubrimos rodeadas por un entramado de dependencias en el que somos el hilo invisible que lo mantiene todo unido.

Nosotras, la generación sándwich, vivimos atrapadas entre dos responsabilidades inmensas: criar a nuestros hijos y atender a nuestros padres. Hacemos malabares entre el trabajo, el amor, las emociones y el tiempo. Nos sentimos agotadas, pero seguimos adelante. El mundo sigue girando, apoyándose en nuestros hombros, pero sin reconocernos.

Cuidar deja huellas. Algunas se ven: el cansancio en el rostro, las manos gastadas, las noches sin dormir. Otras son invisibles: las escaras en el alma, esas heridas silenciosas que deja el esfuerzo constante de sostenerlo todo sin recibir, casi nunca, ningún cuidado a cambio.

II. La deuda social con las mujeres cuidadoras

Los datos lo confirman: en España, el 80% del trabajo de cuidados no remunerado recae sobre las mujeres​. Esto no es casualidad ni cuestión de voluntad. Es una estructura social que nos da por hecho, que asume que cuidar es nuestra naturaleza, cuando en realidad es un trabajo. Un trabajo que implica tiempo, esfuerzo, dinero y, sobre todo, renuncias.

Las cifras de la Silver Economy nos dicen que la longevidad aumenta y, con ella, la necesidad de cuidados​. Pero mientras crece la dependencia de los mayores, la sociedad sigue sin ofrecer soluciones estructurales. Se da por sentado que ahí estaremos, al pie del cañón, sacrificando nuestras horas, nuestras carreras y hasta nuestra salud mental.

Si el trabajo de cuidados fuera pagado y contabilizado en el PIB, representaría entre el 30% y el 50% del total​. Y sin embargo, sigue siendo invisible.

Nosotras sabemos que amar y cuidar no son lo mismo. Nosotras entendemos que cuidar no es solo un acto de amor, sino también una responsabilidad que implica esfuerzo y sacrificio. El cariño no debería ser una justificación para la falta de reconocimiento ni para la ausencia de derechos de quien cuida con cariño. Ha llegado el momento de que la sociedad lo asuma y actúe en consecuencia.. Es hora de que la sociedad lo entienda también. Y la sociedad empieza en el núcleo familiar.

III. Cinco propuestas para mejorar la vida de la mujer sándwich

El cambio no es solo posible, es urgente. Y empieza en la familia. Aquí algunas medidas concretas para aliviar la carga de quienes sostenemos la vida:

  1. Flexibilidad real en el trabajo
    • Horarios adaptables sin penalización.
    • Teletrabajo efectivo para conciliación. Si lo vinculamos a objetivos, mejor que a horarios, desde el punto de vista de la gestión empresarial y de la vida de las personas.
    • Permisos retribuidos para el cuidado de familiares dependientes.
  2. Cuidar a la que cuida: respiro familiar y apoyo emocional
    • Servicios de respiro que permitan tiempo libre.
    • Terapias accesibles y grupos de apoyo para evitar el aislamiento.
  3. Subsidios y beneficios fiscales para cuidadoras no profesionales
    • Desgravaciones en el IRPF para quienes cuidan.
    • Reconocimiento de años cotizados por trabajo de cuidados.
  4. Un sistema de cuidados profesionalizado y accesible
    • Redes de asistencia domiciliaria de calidad y centros de día asequibles.
    • Formación y certificación para cuidadoras familiares.
  5. Educación y sensibilización sobre la corresponsabilidad
    • Asignaturas en la escuela que incluyan educación en cuidados.
    • Campañas que promuevan el reparto equitativo de responsabilidades.

IV. Lo que debe hacer la empresa privada: reenfocar la conciliación

El modelo actual de conciliación, como ya he sugerido al mencionar el teletrabajo, es insuficiente. No basta con ofrecer reducción de jornada a costa del salario. No basta con teletrabajo ocasional. No basta con mensajes de "conciliación" que en la práctica solo aplican a ciertos sectores.

Las empresas deben asumir su papel en esta transformación. Algunas medidas clave incluyen:

  • Permisos de cuidados igualitarios. Tanto para hombres como para mujeres, sin penalización laboral.
  • Bancos de tiempo. Jornadas flexibles para atender emergencias familiares sin perder salario.
  • Guarderías y centros de día en lugares de trabajo.
  • Planes de bienestar laboral con apoyo psicológico para cuidadoras.

En este sentido, en TSYS hemos entendido que cuidar a quienes cuidan es una inversión en bienestar social. Desde su servicio de asistencia domiciliaria hasta la formación en gestión del estrés, estamos marcando un camino en el que la mujer cuidadora no está sola​.

V. Conclusión: Nosotras cuidamos. Ahora, ¿quién nos cuida a nosotras?

"La mujer que mueve el mundo, sin pedirlo, sin dudar. La mujer que mueve el mundo sin apenas descansar".

Llevamos toda la vida cuidando. Sosteniendo la infancia, la vejez, los hogares, los trabajos, las emociones. Moviendo el mundo con nuestro esfuerzo invisible. Pero ha llegado el momento de exigir que no lo hagamos solas.

Porque cuidar es valioso. Y urgente.
Porque cuidar no debe ser una condena.
Porque nadie debería pagar con escaras en el alma el precio de sostener la vida de los demás.

El cambio empieza en la familia. En la educación de nuestros hijos, en la corresponsabilidad en el hogar, en el reconocimiento del cuidado como un pilar esencial de la sociedad.

Nosotras cuidamos. Ahora, ¿quién nos cuida a nosotras?

Sobre el autor:

María Jesús Bárcenas

María Jesús Bárcenas

María Jesús Bárcenas es directora general de TSYS, cuidados a domicilio.

… saber más sobre el autor