¿Por qué se va la gente a EEUU para tratarse un cáncer? ¿No hay aquí buenas clínicas o buenos profesionales?
La primera consideración que debe hacerse es que gente conocida por el gran público puede trasladarse a Estados Unidos buscando, además de tratamiento, huir del acoso mediático al que posiblemente estarían sometidos en una clínica española.
Los tratamientos, debe saberse, siguen unos protocolos que son los mismos en todos los países avanzados. Cada novedad que se produce en el tratamiento de esta enfermedad se transmite inmediatamente a través de las publicaciones que todos los especialistas reciben y estudian.
Hay casos que están en la mente de todos que vienen a demostrar que cuando un cáncer es incurable, lo es tanto en España como en Estados Unidos. Por si fuera poco, ya hay en nuestro país centros especializados en el tratamiento del cáncer y unidades específicas, como el Centro de Patología de la mama de la Fundación Tejerina. Sinceramente, no creemos que ir a Estados Unidos ofrezca alguna ventaja.
¿Puede algo la medicina natural frente al cáncer?
Ante problemas graves suele acudirse a medicinas alternativas, sobre todo cuando se agotan las posibilidades de la medicina que podemos llamar “oficial”. Es ese “por si acaso” al que muchas veces se acude.
No plantearía ningún problema si no exigiera, como muchas veces ocurre, prescindir del tratamiento médico impuesto. Y debe huir de cualquier promesa de que el cáncer se va a curar, de adquirir “medicinas” por vías extrañas y no reconocidas.
Lo que se ha dicho muchas veces: es posible que de medicina se sepa poco, pero los que más saben son los médicos.
¿Se sabe cuándo una persona con cáncer se ha curado?
Se puede aventurar cuando tras la cirugía y el tratamiento oportuno, las nuevas imágenes no muestran restos de ese cáncer. La estadística espera a que hayan pasado por lo menos cinco años para decirlo. Pero nunca se puede afirmar categóricamente porque hay algunos tumores, como el de mama, que tras la curación aparente presenta lo que los especialistas llaman latencia.
Es como si las células cancerosas, ocultas durante un tiempo, se volvieran a mostrar y a actuar. Es posible que sean del mismo tumor anterior; es posible que sea un nuevo tumor de la persona predispuesta. No se sabe por qué ocurre este extraño fenómeno.
Popularmente se asocia la enfermedad con el dolor, ¿no se puede evitar?
Sí. Se puede y se debe evitar. En este sentido se ha avanzado mucho y casi todos los hospitales disponen de una unidad de dolor que está especializada precisamente en eso. De todos modos, debe saberse que un cáncer avanzado manifiesta casi siempre ese efecto indeseable. Hay fármacos concretos para mitigar ese dolor que incluso se los puede administrar el propio enfermo gracias a una pequeña bomba de perfusión.
¿A base de morfina?
No tiene que ser morfina propiamente dicha. Normalmente se acude a medicamentos derivados del opio, aunque ya son síntesis de laboratorio. Son los opiáceos. Pero es verdad que cuando el dolor es fuerte, se acude a la morfina, que durante años ha sido recomendada con excesiva prudencia debido a los controles sanitarios.
Hay quien piensa que si le recetan morfina está en una etapa terminal y no es cierto. La única verdad es que tiene un dolor intenso y esa es la razón de la morfina, independientemente de su estado. Pasado el proceso doloroso, puede seguir su evolución normal sin la morfina.
¿Y la marihuana? ¿Tengo que fumar porros?
El debate sobre el uso terapéutico de la marihuana está abierto. Muchos creen que así se podrá disponer libremente de ella, porque piensan que el uso terapéutico se basa en fumar un porro para mitigar el dolor. Otros apoyan su prescripción pensando que por fin las autoridades se darán cuenta de que su consumo no solo no es nocivo, sino que incluso es un bien a tener en cuenta.
La realidad es que es relajante y entre todos los principios activos que tiene la marihuana, algunos poseen una clara actividad terapéutica.
Hay ya muchos grupos científicos estudiando a fondo las propiedades de esta sustancia. En Países Bajos, Alemania y algunos estados de EEUU está aceptada como fármaco
En España tiene una especial significación en este campo el grupo Ágata, un colectivo de mujeres con cáncer de mama que reclaman el uso terapéutico de la hierba. Cuentan con el apoyo de muchas personas y grupos políticos.
No parece que haya mucha discrepancia científica en torno a este empleo. El problema estriba en que el uso terapéutico no tiene ninguna relación con el uso recreacional. También las anfetaminas tienen un uso terapéutico que nadie puede negar y no se puede comparar con el uso lúdico.
Otro de los aspectos que debe analizarse es que mientras unos apelan al consumo de la marihuana como se conoce entre los jóvenes –es decir, al porro– los autoridades sanitarias prefieren el uso de fármacos que contengan los principios activos, no solo como mejor control público, sino como única forma de que el enfermo pueda conocer las dosis y pueda también saber qué cantidades consume.
Nadie parece estar en contra de los medicamentos que contienen los principios activos de la marihuana, aunque haya que importarlos.
¿Cuáles son los efectos de la marihuana?
Los enfermos de cáncer o de sida pueden encontrar en la marihuana no solo un importante estimulador del apetito, si no también un alivio para las náuseas y vómitos que puede provocar el tratamiento de quimioterapia. También puede ser un potenciador de las respuestas inmunitarias, un analgésico más potente que los habituales sin llegar a los opiáceos .
Y puede también reducir los dolores musculares o los movimientos involuntarios con que cursan algunas enfermedades como la esclerosis múltiple o el párkinson.
El grupo Ágata constató que en muchos casos los vómitos de la quimioterapia no se contrarrestaban con los antieméticos habituales. El 78%, sin embargo, tenían un alivio notable al consumir marihuana. El problema es que en algunos casos la consumían a cucharadas o mezclada con aceite y entonces el efecto es más tardío.
Ante la evidencia de los efectos, y pensando siempre en que lo difícil al fumar o consumir marihuana es calibrar las dosis, los enfermos oncológicos pueden solicitar la prescripción de Nabilona, que es el fármaco que contiene los principios del cannabis.
El problema está en su precio, ya que una caja cuesta aproximadamente 210 euros. El laboratorio fabricante justifica esta cantidad diciendo que la planta tiene que tener una determinada concentración de alcaloides y que su elaboración es costosa. De todos modos, son muchas las compañías farmacéuticas que tratan de obtener los principios activos que logran los efectos terapéuticos sin los inconvenientes de su acción psicotrópica.
Sobre el autor:
Ramón Sánchez-Ocaña
Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid.
En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979) y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.
Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.
Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición.
En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.