
¿En qué debes fijarte al comprar una lata de conserva?

Poca gente sabe que en el Ártico se encontraron hace casi dos siglos unas latas de conservas. Un explorador inglés las dejó en aquel Polo en 1824. Ochenta y siete años más tarde fueron encontradas y estaban en perfectas condiciones.
Se dice que la conserva fue idea del confitero francés Nicolás Appert y que fue hacia 1810. Metía los alimentos en tarros que cerraba herméticamente y que sometía al baño maría. Tenía el inconveniente de que el alimento quedaba muchas veces cocido. Después se introdujo el envase de lata y el calor se proporcionaba bajo presión, lo que no modificaba el alimento.
También se dice que las conservas llegaron a España por pura casualidad. Al parecer, un velero francés cargado de alimentos enlatados naufragó cerca de Vigo. Cuando analizaron la carga, vieron las conservas y dos hermanos se decidieron a fundar la primera fabrica en Galicia. Hoy España es la tercera potencia conservera del mundo después de Estados Unidos y Japón.
¿En qué debe fijarse al comprar una conserva?
Piense que una conserva reciente no es mejor que una antigua, porque la conserva no se altera. Lo que tiene que observar es cómo está la lata y deseche toda la que tenga golpes, abolladuras u oxidaciones. Simplemente, porque usted no sabe a qué puede ser debida esa alteración. Es verdad que una lata de conserva podría oxidarse solo por fuera, pero es que un bote oxidado puede contaminar el interior. Tenga en cuenta que la oxidación es una alteración en la pared de la lata.
¿Y qué relación puede tener una abolladura?
Pues simplemente que esa abolladura puede estar originada por un golpe, en cuyo caso no hay problema. O puede ser debida a una alteración del contenido. Sobre todo, si esta abombada, porque puede indicar que el interior ha fermentado y ha producido gases. Si al abrir la lata observa que sale algún gas, no la consuma. Si tiene olor, color o sabor raro, evite comerla. No se arriesgue.
Y aunque seguro que ya lo sabe, debe reiterarse que una vez abierta la lata, se pierde su poder de conservación; es decir, que el alimento es como cualquier otro fresco y cocinado.

¿Qué diferencia hay entre conserva y semiconserva?
Aunque se presenten en el mismo envase son productos muy distintos. No obstante, quede claro que, una vez abiertas, debemos comportarnos en ambos casos como si se tratara de alimento fresco.
Según la definición oficial, las conservas son “productos obtenidos a partir de alimentos perecederos de origen animal o vegetal, con o sin adición de otras sustancias autorizadas, contenidos en envases apropiados, herméticamente cerrados y tratados exclusivamente por vapor, de forma que se asegure su conservación.
La conserva está estabilizada y, por tanto, el contenido del envase no se altera. La semiconserva, sin embargo, es un alimento que está estabilizado sólo para un tiempo determinado.
Es el ejemplo más claro de la semiconserva son las anchoas en lata. Por eso, deben mantenerse siempre en el frigorífico. Aunque el alimento no perece, sí se altera porque su proceso se basa en una maduración a través de enzimas. Y esa maduración no se detiene por el enlatado. Por eso, si pasa mucho tiempo va perdiendo calidad. No sólo se va salando cada vez más, sino que la carne se va ablandando y deshaciendo, perdiendo así la consistencia que debería tener.