El salazón es uno de los más antiguos sistemas de conservación de alimentos. Se basa, como su nombre indica, en mantener el alimento en sal. Puede ser salmuera, solución saturada de sal, o simplemente entre sal común. Y se conserva, porque la sal absorbe el agua interna del producto y lo deshidrata. La falta de agua y la alta concentración de sal impide el desarrollo de microorganismos. En esto se basa el proceso.
¿Es como si deshidratara?
Parecido, ya que de lo que se trata es de que el alimento quede sin agua. La deshidratación se hacia antiguamente por desecación (deshidratación realizada aprovechando las condiciones naturales de algunos lugares o zonas. Así se conservaron los primeros frutos y los primeros granos). Hoy la deshidratación se utiliza también para el transporte, ya que al eliminar gran parte del agua se elimina también gran parte del volumen y del peso. La deshidratación suele hacerse con aire seco caliente y bajo muchos controles ya que se trata de no modificar las características del producto.
¿Y pierden alguna calidad los alimentos?
El sistema hace perder algunos nutrientes que se van con el agua robada al interior del producto . La realidad es que puede perder algún nutriente, pero como no se suele abusar de salazones, no tiene una mayor trascendencia.
¿Por qué se pierden nutrientes?
Porque al extraer parte del agua del alimento, con ese agua se extraen también sustancias hidrosolubles, como minerales, vitaminas y algunas proteínas.
¿O sea, que es menos nutritivo?
Si. El valor biológico de los alimentos conservados con sal suele ser menor que el de los mismo productos en fresco.
¿Y pierden en textura o sabor como los deshidratados?
Quizá haya alimentos en los que se aprecie menor calidad de algunas características sobre todo, en valor nutritivo, textura y sabor. Aunque debe quedar claro que más que por que se pierda sabor se debe a que se pierden aromas.
¿Las anchoas están en salazón?
Hay en efecto, anchoas que se conservan en salazón. Suelen ser tarros grandes donde la anchoa se mantiene en una solución de sal muera. Luego, se quita esa sal al chorro de agua, según el gusto de cada uno.
¿Y la que se presenta enlatada?
Es la misma anchoa que se ha desalado, y como se dice en muchas empresas, ha sido “sobada a mano”; es decir, quitada la sal y las barbas o espinas finas de la zona central una a una. Luego se enlata y debe advertirse que se trata no de una conserva, sino de semiconserva. Eso quiere decir que se mantiene estable durante un periodo determinado de tiempo. Debe conservarse en frío, aunque esté enlatada . Porque aunque el alimento no perece, sí se altera porque su proceso se basa en una maduración a través de enzimas. Y esa maduración no se detiene por el enlatado. Por eso, si pasa mucho tiempo va perdiendo calidad. No sólo se resala, sino que la carne se va ablandando y deshaciendo, perdiendo así la consistencia que debería tener.
¿Qué alimentos encontramos en salazón?
Quizá el más característico sea el bacalao, que se empezó a conservar en sal para poder llegar desde las zonas de pesca a los mercados del interior. Pero el mismo sistema de conservación, basado en la sal, se utiliza por ejemplo para eljamón, el lacón o la cecina. Y en pescados, además del bacalao y las anchoas, tenemos los arenques, la mojama o, últimamente, las huevas de maruca. Y las aceitunas.
¿Tiene algún problema sanitario?
Ninguno, salvo el aporte excesivo de sal, que no es recomendable. Por eso, no se debe abusar de salazones.
Sobre el autor:
Ramón Sánchez-Ocaña
Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid.
En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979) y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.
Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.
Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición.
En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.