¿Qué es la economía del envejecimiento?
Foto: PEXELS
Lunes 17 de agosto de 2020
ACTUALIZADO : Lunes 17 de agosto de 2020 a las 19:27 H
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La economía del envejecimiento es una rama de la economía que se ocupa de la administración eficiente de los recursos durante una parte específica del ciclo vital de los individuos, fundamentalmente a partir de los 65 años. En ese sentido, esta disciplina aborda cuestiones como el impacto macroeconómico del aumento de la esperanza de vida, el estudio de soluciones financieras que mejoren el nivel de consumo durante la jubilación, o el diseño de estrategias que aumenten las coberturas y reduzcan los costes asociados al cuidado de la salud, entre otros asuntos.
La economía del envejecimiento es un área relativamente reciente de la economía. Una búsqueda en Google Ngrams, una herramienta que permite trazar expresiones o términos aparecidos en libros desde el año 1500 hasta 2012, muestra que la expresión en inglés de economía del envejecimiento (economics of aging) tuvo un pico de popularidad en torno a mediados de los años 80 del siglo XX. Probablemente, el paso a la madurez de la generación nacida tras la segunda guerra mundial despertó la atención por cuestiones relacionadas con la senectud, suscitando un número mayor de publicaciones durante esos años. No es sorprendente que, según Google Ngrams, el término “economía del envejecimiento” coincida en el tiempo con otra expresión, baby boom, que hace referencia al incremento en la natalidad en EEUU durante el período de 1946 hasta 1964, aproximadamente. Más recientemente, se está popularizado otro término equivalente, el de economía plateada (silver economy, en inglés), que exhibe un pico de interés en las cercanías del año 2000, y cuya tendencia ascendente parece revitalizarse a partir del año 2010.
Creciente interés por la longevidad
En España, la economía del envejecimiento está experimentando un auge en los últimos años. Este interés se observa en el incremento de conferencias y jornadas dedicadas a temas de longevidad; en el desarrollo de departamentos específicos en la banca y las aseguradoras para el sector sénior; y también, por cierto, en el aumento de audiencia de medios como 65ymás.Toda esta atención hacia un sector especial de la población (o del mercado, según se mire) se explica en gran medida por el inicio de una nueva transición demográfica en España donde los nacidos entre los años 1958 a 1975, aproximadamente, están comenzando a jubilarse. Según las proyecciones del Instituto Nacional de Estadística (INE) realizadas en 2018, un 25,2% de la población española tendrá una edad de 65 años o más en el 2033. Será durante las décadas del 2030 y 2040 cuando se reciba el grueso de solicitantes de prestaciones para la jubilación. En términos económicos, todo lo anterior podría resumirse en una observación: que la creciente oferta de servicios se está anticipando a un cambio estructural de la demanda que culminará dentro de 10 a 15 años.
A través de estas palabras, también mis colegas y yo nos convertimos en parte de esa oferta que despierta. En este aspecto, iniciamos aquí un ciclo de artículos universitarios donde profundizaremos sobre cuestiones que son objeto de la economía del envejecimiento, y que esperamos sean de utilidad para los lectores de 65ymás. Buscamos despertar su interés sobre asuntos que reflejen el cambio económico y social inherente a este impresionante cambio demográfico intentando, cuando sea posible, presentar las posibles soluciones que la ciencia, las instituciones o el mercado proporcionan. Tengo el placer de estar acompañado en esta tarea por Juan Ángel Lafuente, Catedrático de Finanzas de la Universitat Jaume I de Castellón, y Miguel Usábel, actuario y Profesor Titular en la Universidad Carlos III de Madrid, todos con una acreditada solvencia en el mundo de la investigación económica, financiera y actuarial.
Ciclo de artículos de la Universidad Carlos III
El objetivo de esta serie de artículos es abordar con rigor aquellos asuntos relacionados con la economía del envejecimiento que puedan tener un impacto en la vida diaria de nuestros lectores. En este aspecto, es importante remarcar que la perspectiva de nuestros artículos será fundamentalmente económica, y no sociológica o cultural. Aunque sabemos que cultura, sociedad y economía no son compartimentos estancos, estas disciplinas están especialmente imbricadas en aquellos temas relacionados con el envejecimiento, distorsionando en muchas ocasiones el debate. Por ejemplo, consideren las siguientes cuestiones que serán objeto de artículo en las próximas semanas: ¿Deben heredar los hijos? ¿Puedo complementar mi pensión utilizando mi casa? Una vez jubilado, ¿es óptimo invertir? Abstrayéndonos de otras consideraciones sociológicas o culturales —ésta será nuestra labor—, la economía puede proveer soluciones que sean de ayuda en asuntos tan importantes como la transferencia de rentas a los descendientes, o la propiedad de la vivienda habitual. Pretendemos, en definitiva, ofrecer una perspectiva adicional a determinadas cuestiones con el objeto de tomar decisiones más informadas y, a la larga, quizá mejores.
Decía Borges sobre su ceguera que, pese a los problemas derivados de su condición, ésta transcurrió sin momentos dramáticos, “un lento crepúsculo que duró más de medio siglo”. Los cambios asociados a una transición demográfica sin precedentes, aunque inexorables, también pueden acomodarse para que no resulten dramáticos. En este aspecto, la economía del envejecimiento es un instrumento más de nuestra civilización para ayudarnos a afrontar los retos de la sociedad más longeva de la Historia. Acompáñennos a descubrir algunas respuestas que esta disciplina puede ofrecerles.