¿Por qué se dice que la sal marina es más sana?

¿Por qué se dice que la sal marina es más sana? Seguramente, especialista corregiría la pregunta y la formularía diciendo que no es más sana, sino que es menos nociva. 

Se dijo que era así porque no tenía ningún proceso de elaboración y que, por tanto, era más aconsejable. Sin embargo, esa afirmación está en entredicho al demostrarse que la sal de mesa que consumimos y la marina o de roca tienen exactamente la misma composición.

Es verdad que necesitamos el sodio y que la sal (cloruro sódico) lo aporta. Pero consumimos muchísima más de la necesaria. El sodio está en la sangre y los tejidos blandos, en su mayor parte por fuera de las células. El potasio, en cambio, está dentro; y el balance entre estos dos elementos –sodio y potasio– es uno de los factores, quizá el más importante, que regula la proporción de agua que hay dentro y fuera de las células.

La mayor parte del sodio que llega a nuestro cuerpo procede de la sal que añadimos a la comida. Se calcula que aportamos alrededor de 10 g/día. El organismo, sin embargo, no necesita más de 0,5 g/día de sodio, que equivalen a 1 g de sal. El exceso es evidente y no tiene ventaja alguna. Hay quien afirma que la cantidad de sal que tomamos ronda la toxicidad.

Reducir el consumo de sal tendría dos beneficios inmediatos. En primer lugar, sobre la hipertensión, un factor de riesgo en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares, y, en segundo lugar, sobre la obesidad, ya que la sal retiene líquidos. Puede hacer la prueba: anule la sal unos días y verá cómo orina con más frecuencia y pierde peso.