

¿Por qué surge el pus? Porque es el resto de la batalla que libra nuestro organismo contra una infección. Es la lucha entre los agresores y los elementos encargados de nuestra defensa.
El agente agresor entra en nuestro cuerpo e inmediatamente la tropa de glóbulos blancos trata de destruirlo. Pues bien, en esa batalla que se libra, sobre todo en el lugar de la infección, muchos glóbulos blancos pueden sucumbir; alguna parte del tejido afectado, también. Si a esto se une el suero de la sangre que ha llegado hasta allí para transportar a los leucocitos combatientes, algún agresor muerto, alguno que aún queda vivo... tenemos el pus: un líquido amarillento espeso, testimonio de la lucha contra los agentes patógenos.
Como el pus suele contener agentes infecciosos vivos, hay que tomar las medidas oportunas para que no extienda la infección. Por eso, los granos, las espinillas o las heridas con pus no deben apretarse o vaciarse sin las debidas precauciones.
