¿Qué novedades hay en cuanto a prevención en el cáncer de mama?
Se ha demostrado que en mujeres jóvenes, con alto riesgo familiar (tres o más casos de cáncer de mama o de ovario en parientes directas) la resonancia magnética nuclear es mucho más eficaz que la mamografía clásica. Y deben hacerse estos exámenes todas las mujeres a partir de los 40 años y a partir de los 30 las que tienen ese alto riesgo familiar.
¿Es verdad que los varones también pueden padecer cáncer de mama?
Es verdad . Aunque es muy poco frecuente (se diagnostican alrededor de 130 casos cada año en España) es un problema serio, porque se suele desconocer esta posibilidad. Y entonces acude al médico no en etapas precoces del proceso, sino cuando éste está ya muy avanzado. El pronóstico es entonces peor.
¿Aunque no es hereditario, es genético?
Sí, en el cáncer siempre están implicados los genes; pero eso no quiere decir que haya que ser determinista. En el cáncer de mama se sabe ya que hay varios genes activos; pero eso solo significa que hay más posibilidades de padecerlo entre quienes poseen esa “tendencia genética” que entre las que no la tienen.
Los especialistas hablan de susceptibilidad genética y se han identificado como responsables los genes BRCA 1 y BRCA 2. Pero quede claro que en el 95% de los casos, los oncólogos creen que el cáncer de mama se presenta de manera esporádica. Y a partir de los 55 años. Y constatan que ciertamente hay alrededor de un 5% de casos en los que el cáncer de mama aparece en varios miembros de una familia a lo largo de varias generaciones.
¿Y qué hacen esos genes?
Los genes pueden tener varias actuaciones. Unas, originando algunas mutaciones y otras –quizá en la mayoría de los casos– inhibiendo su actividad supresora; es decir, hay genes que vigilan, por decirlo así, que no haya esa rebelión de células. Pues bien, esos genes supresores de tumores pueden estar alterados y desentenderse de su misión.
¿Eso quiere decir que si yo tengo esos genes los puedo transmitir a mis hijas?
Suele haber confusión en una serie de términos. Una enfermedad genética se manifiesta porque hay cambios en los genes o porque la unión de varios crea una susceptibilidad que, si se une a otros factores, se desarrolla plenamente. Pero son cambios que se producen en el organismo y no en la línea germinal del individuo. Y por eso se puede decir que la gran mayoría de cánceres no son hereditarios. Prueba de ello es que también la gran mayoría se presentan en la edad adulta. Quizá es que hay que delimitar muy bien la diferencia entre enfermedad genética, hereditaria y congénita.
¿No es lo mismo?
No. En muchísimas enfermedades –y por supuesto en el cáncer– hay implicados varios genes. Desde ese punto de vista es genética. Hay variaciones de genes que están en el origen de la enfermedad. Pero ocurre en un solo individuo y las alteraciones genéticas están forzadas por distintas circunstancias. Por eso no es hereditaria. Y se manifiesta en la edad adulta y por actuación de distintos factores que modifican esos genes, aunque pueda haber una predisposición inicia . Por eso no es congénita, no nace con el individuo.
¿Qué es el consejo genético?
Es la información que se debe dar a una familia cuando aparece uno de esos cánceres de mama marcadamente genético. Es decir, ese aviso que el especialista debe dar al grupo familiar si advierte que el tipo de tumor puede afectar a varios miembros.
¿Y si hay riesgo genético, qué medidas se pueden tomar?
Varias y de muy distinto tipo. En principio, si hay una familia que muestra esa susceptibilidad debe tener una vigilancia especial, conocedora de que tiene un factor de riesgo claro. Y ante la más mínima sospecha, tomar medidas. Por ejemplo, deben realizarse exámenes profundos y periódicos con el fin de detectar cuanto antes la más pequeña anomalía. Debe adoptar medidas dietéticas ––suprimir tabaco, alcohol y grasas– y hacer ejercicio. En algunos casos se administra algún medicamento preventivo.
Conozco un caso en que se ha quitado las dos mamas para que no apareciera el cáncer...
Es posible. Esa mastectomía bilateral sería aconsejable en mujeres con alto riesgo, porque es evidente que la ausencia de tejido mamario dificulta –aunque no impide de manera total– la aparición del cáncer. Pero suprimiría en un 95% la posibilidad. De todos modos, no se puede obviar que es una solución muy traumática.
Y ahora que hay tantos avances, ¿no se pueden suprimir los genes de esa susceptibilidad?
Sí, y de hecho se están haciendo algunas intervenciones espectaculares, como la de solicitar un diagnóstico preimplantacional. Es decir: una pareja se dispone a tener descendencia con ayuda de las nuevas técnicas de fertilización asistida. Se toman varios óvulos, se obtienen varios embriones y se puede elegir aquel embrión que no presente los genes de susceptibilidad. Se implanta ese embrión y, lógicamente, nacerá un descendiente sin los genes implicados en la tendencia cáncerigena. Pero eso no quiere decir en ningún caso que el futuro ser este libre del cáncer. Si es una fumadora empedernida, no tendrá cáncer de mama, pero puede desarrollarlo de pulmón. O podría desarrollar también un cáncer esporádico de mama, como cualquier otra mujer que no fuera portadora de esos genes.
¿Merecen la pena los test genéticos de cáncer de mama?
Depende. Si se refiere a los test que se venden por Internet o varios países para que una se lo haga “y así pueda estar segura”, como señala la publicidad, no parece muy útil. Se sostiene que esas pruebas genéticas son más una exageración publicitaria que una esperanza real. El porcentaje de quien puede portar esos genes es mínimo. Y solo debería hacerse la prueba bajo estricto consejo médico.
Sobre el autor:
Ramón Sánchez-Ocaña
Ramón Sánchez-Ocaña (Oviedo, 1942) es miembro del Comité Editorial de 65Ymás. Estudió Filosofía y Letras y es licenciado en Ciencias de la Información. Fue jefe de las páginas de Sociedad y Cultura de El País, y profesor del máster de Periodismo que este periódico organiza con la Universidad Autónoma de Madrid.
En 1971 ingresa en TVE. En una primera etapa se integra en los servicios informativos y presenta el programa 24 horas (1971-1972). Entre 1972 y 1975 continúa en informativos, presentando el Telediario. No obstante, su trayectoria periodística se inclina pronto hacia los espacios de divulgación científica y médica, primero en Horizontes (1977-1979) y desde 1979 en el famoso Más vale prevenir, el cual se mantiene ocho años en antena con una enorme aceptación del público.
Tras presentar en la cadena pública otros dos programas divulgativos, Diccionario de la Salud e Hijos del frío, fue fichado por Telecinco para colaborar primero en el espacio Las mañanas de Telecinco y posteriormente en Informativos Telecinco.
Es colaborador habitual de radio, periódicos y revistas, y autor de una veintena de libros, entre los que destacan Alimentación y nutrición, Francisco Grande Covián: la nutrición a su alcance, El cuerpo de tú a tú: guía del cuerpo humano, Guía de la alimentación y Enciclopedia de la nutrición.
En 2019 entró en el Comité Editorial del diario digital 65Ymás, en el que colabora actualmente.