La fotografía y el cubismo: contribución a la flexibilidad y salud en los mayores de hoy

A mitad del siglo XIX se producen los primeros daguerrotipos y la invención de la fotografía. La cámara fotográfica acerca cada vez más visiones de la realidad desde distintos lugares y en distintos momentos. Un mismo hecho tomado desde diferentes maneras de mirar puede acercarnos realidades también diferentes. 

Durante siglos observamos pinturas que centradas en la correspondencia con el mundo externo, muestran el esfuerzo humano por una representación que lograra ser fiel a la realidad exterior. Esto que llamamos "mímesis" ha dejado de ser un objetivo a lograr para muchos artistas que lo que desean es expresar su particular y subjetiva forma de ubicarse en su hábitat. 

La perspectiva, como estudiada en el Renacimiento, supone el ojo de un espectador colocado en un lugar y un momento determinados. Se organiza entonces la realidad en referencia a un ojo único, ubicado de forma fija en el tiempo y en el espacio. Por el contrario, la fotografía, esa que hoy todos podemos tomar desde nuestros teléfonos móviles, esos pequeños dispositivos que llevamos en nuestros bolsillos, nos permite comprobar que en el mismo instante podemos obtener variedad de visiones según dispongamos nuestro dispositivo. Nos garantiza que el movimiento nos llevará a diferentes maneras de ver. Podemos así concluir que la realidad es relativa según la posición que tomemos y cuan creativamente queramos cambiar el escenario. Creamos mundo y lo reconstruimos según nos ubicamos en él. En las diversas manifestaciones artísticas, pintura y escultura, por ejemplo, se advierte una profunda ruptura en la forma de representación, especialmente en el siglo XX.

 

Pablo Picasso 1896, óleo, Museo Picasso Barcelona

 

En este sentido el cubismo brinda su aporte esencial. Toma las figuras desde muchos puntos de vista y las une en una imagen común plasmando, sobre el lienzo, distintos planos de forma simultánea. Vemos esto en la obra de Picasso expuesta aquí, tanto el frente como el perfil de este rostro de mujer conforman una gestalt.

Ya no adherimos a una sola visión de las cosas, a principios inamovibles. Nuestro cotidiano vivir da cuenta de variedad de posturas y posibilidades en relación al mundo que habitamos y al que estamos permanentemente transformando. Tenemos también muy distintas opciones para resolver los problemas que se nos plantean.

Desde el nacimiento, nuestra vida se ve modificada por el hecho de vivir muchos años. La premura por terminar los estudios, comenzar la procreación y tener una familia no es prioritario para las nuevas generaciones. Más que seguir mandatos paternos, los jóvenes del nuevo milenio desean disfrutar, conocer lugares, salir de las rutinas inculcadas por sus antecesores, ser fieles a sus deseos, descubrirlos, buscar actividades que los exciten, sin sometimientos, ni esfuerzos para seguir las pautas impuestas por otros. 

A los mayores se les presentan entre treinta o cuarenta años más de existencia después de la jubilación. Inician una vida sin las obligaciones del trabajo y con la sombra de una baja remuneración. Si pueden eludir las privaciones de la pobreza la situación es más alentadora. También lo es para aquellos creativos con disposición a reinventarse e imaginar o promover nuevos vínculos. Entonces desarrollan proyectos inéditos y avizoran emprendimientos. Pueden comenzar carreras, formar nuevas familias, afrontar divorcios y descubrir otras relaciones. El hecho de convivir cuatro y hasta cinco generaciones ofrece un abanico de vivencias y posibilidades vitales compartidas entre los integrantes de una misma familia o comunidad. Hay una superposición de épocas que abre puertas, tiende puentes, favorece la flexibilidad y contribuye a que seamos hoy una población longeva, la más longeva de todos los tiempos a nivel planetario.