Francisco Olavarría Ramos
Francisco Olavarría Ramos es profesional de la comunicación, con experiencia de trabajo en entidades y empresas relacionadas con las personas mayores o personas con discapacidad.
… saber más sobre el autorJueves 3 de septiembre de 2020
2 minutos
Jueves 3 de septiembre de 2020
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Si de alguna manera trabajas en el sector de las personas adultas mayores, siendo geriatra, enfermera, psicóloga, terapeuta ocupacional o fisioterapeuta, seguro que, en más de una ocasión te habrán cuestionado tu interés por dignificar la vida de esta población.
Debe ser muy vocacional dicen unos, y otros, lo consideran muy frustrante. Directamente e indirectamente, ambas opiniones lamentan que alguien como tú no haya dedicado su profesión a una misión más provechosa, ya que pareciera que las personas mayores son una inversión poco rentable. También así, lo consideran los cargos públicos para los que, sólo si hay elecciones a la vista, aparecen con ellos y ellas en las fotos, con actitud paternalista refiriéndoles como “nuestros mayores”.
Las ideas que están tras estos juicios son las mismas que no queremos ver, aunque sí tienen nombre, pero que algún día, más pronto que tarde, las víctimas de este edadismo y viejismo estructural seremos nosotros. Seremos (sin no lo remediamos) los que nos condenarán al olvido y a innumerables malestares. Todos.
Lamentablemente, todos a medida que cumplimos años, entendemos esta realidad como un proceso inevitable para el que no vale la pena perder el tiempo. Por ello y para contrarrestarlo, considero que el activismo es la única solución viable.
El gerontoactivismo, el activismo de las vejeces y el envejecimiento, se propone cuestionar y actuar desde ya, para proveer a todas las personas de una vida plena hasta el último segundo. De momento, esta propuesta es limitada e insignificante pero al igual que otras luchas sociales que en su día fueron ignoradas, los derechos de los mayores serán la causa del futuro próximo, en el que este colectivo será mayoría. Quizá sólo así, consigamos sumar adeptos a esta noble causa. Muchos y juntos.
Atreverse a transgredir las reglas no es fácil, supone madurez y coraje, pero es la única vía para vivir tu vida y no la que los otros esperan de ti.
Desgraciadamente, durante todo el curso vital tenemos que escuchar estos cuestionamientos por lo que debemos cuidarnos, en una comunidad compasiva y respetuosa que valore las canas y las arrugas como los galones de aquellos, que vivieron y lucharon, mucho y bien.
Francisco Olavarría Ramos, director de Relaciones Institucionales de Depencare. Empresa de cuidadores a domicilio para personas mayores y personas con algún grado de dependencia y/o discapacidad