Sábado 6 de junio de 2020
4 minutos
Hace bastantes años, mejor dicho muchos años, acababa el bachiller y tenía que elegir qué carrera hacer, pensaba en la medicina pero me asustaba. Después de un año probando por las ingenierías lo decidí: “haré medicina, debe ser muy gratificante sanar, cuidar y ayudar a los demás”. Ha pasado mucho tiempo, he sido un médico implicado y amante de esta profesión, pero realmente con la llegada de este maldito coronavirus me he dado más cuenta de lo bonita e importante que es.
Siempre me pareció que la medicina debía hacerse en equipo, cada uno aportando lo mejor según su especialidad y conocimientos, pero durante estos últimos meses en que estamos sufriendo la pandemia de este nuevo virus, no he visto nada igual: TODOS TRABAJANDO EN LA MISMA DIRECCIÓN.
La llegada del COVID me cogió en casa, después de 4 años de jubilación mal llevada porque necesitaba la medicina en mi vida. Me ofrecí al hospital porque creía que podía aportar algo, y cuando se dieron las condiciones administrativas necesarias este contó conmigo como Médico Senior. A partir de ese momento, estoy viviendo la experiencia más importante y emocionante de mi vida profesional.
El 31 de diciembre del 2019 se notificó en Wuhan (China) una serie de casos de neumonía con exposición a un mercado mayorista de marisco, pescado y animales. El 7 de Enero las autoridades chinas identificaron el agente causal, un virus de la familia de los coronavirus que se denominó SARS-CoV-2, y el 11 de febrero la OMS denominó a la enfermedad causada por este virus como COVID-19 (siglas en inglés de coronavirus, enfermedad y año de aparición). El 11 de marzo se declaró la pandemia mundial.
Lo que ha pasado después todos lo sabemos, el COVID-19 se nos presentó como un tsunami adquiriendo unas dimensiones inimaginables que ninguno había vivido previamente en su vida profesional. Saltaron todas las alarmas y tuvimos que enfrentarnos a un enemigo del que sabíamos poco y para el que disponíamos de limitados recursos para contenerlo: métodos diagnósticos, medidas de protección, recursos humanos, camas hospitalarias y opciones terapéuticas realmente eficaces.
A partir de aquí fue una lucha contra el tiempo donde todo el mundo se puso a trabajar en situaciones de extremada dureza con un objetivo común: había que derrotar al virus. Todo el mundo, TODO, puso su grano de arena: investigadores, personal sanitario y no sanitario trabajaron sin descanso y los centros sanitarios se convirtieron en hospitales de campaña donde se veía a compañeros de distintas especialidades trabajar codo con codo. Hubo momentos de dudas si se podría controlar la situación, pero el sistema sanitario aguantó gracias a sus trabajadores pero con un costo importante de vidas de pacientes y de profesionales sanitarios que contrajeron la enfermedad.
Se ha ganado una batalla al virus pero falta por ganar la guerra. Todos estamos esperando disponer de fármacos realmente eficaces para combatir la infección y de la deseada vacuna, para que en el caso de un rebrote estemos mejor preparados. Mientras, la atención primaria tendrá que llevar el peso de esta nueva etapa donde el diagnóstico precoz de nuevos casos y sus contactos será fundamental. Tendremos que ayudarles porque su tarea será ingente y difícil.
Pero todo no ha sido malo en estos meses. Hemos aprendido a estar todos más unidos y solidarios, compartir información, ser generosos en nuestro trabajo y trabajar sin descanso todos sin excepción en equipo. Como dice Sun Tzu en su célebre libro El arte de la guerra: “El valiente puede luchar, el cuidadoso puede hacer de centinela y el inteligente puede estudiar, analizar y comunicar. Cada cual es útil”.
Gracias COVID porque has conseguido revalorizar y poner en el sitio que siempre se mereció esta bonita profesión de médico y además conmigo dentro.
Como médico sénior que soy, es un verdadero placer poder compartir con todos vosotros, miembros de la Universidad Senior de A Coruña, la experiencia que estoy viviendo en esta difícil etapa de nuestra vida.
Muchas gracias por contar conmigo, que sigamos tan activos y llenos de ilusión como hasta ahora.
Una abrazo fuerte a todos.
Pedro Llinares Mondéjar, Médico Senior del CHUAC